Ciencia de vida

    27 ago 2021 / 18:10 H.
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    Cuando escucho a la comunidad científica no puedo salir de mi asombro al ver la ignorancia y el desinterés que muestran las estructuras de poder económico, financiero, político y mediático con respecto a la pandemia. A estas alturas se les puede hasta señalar como responsables de la enorme crisis pandémica a nivel mundial. A no ser que la pandemia se resuelva a nivel internacional no habrá seguridad a nivel local. La mayoría de la población del mundo no está vacunada; situación perfecta para que aparezcan más variantes del virus que sean resistentes a las vacunas.

    El interés de la mayoría de la población mundial es acabar con la covid-19, pero eso está en el polo opuesto de los intereses de las grandes compañías de vacunas, que han visto como una gran oportunidad que la covid se convierta en una endemia. Desde luego, el objetivo de estas empresas en el actual orden económico, desde sus estrictos criterios comerciales, es lo mejor que les puede pasar; ya que se garantizan así una demanda continua y constante. La perpetuación de la pandemia, frente a su resolución, les ayuda a cumplir su objetivo de optimizar los ingresos de sus propietarios y gestores. El conflicto de intereses está servido. Por un lado, el mundo empresarial privado, en este caso concreto, de empresas productoras de vacunas; y, por otro lado, las necesidades de la población mundial. La optimización de los beneficios de los propietarios y gestores de tales empresas entran en claro conflicto con los intereses de la mayoría de la población.

    A esta situación se le añaden unas autoridades públicas que defienden su legitimidad insistiendo en que representan a la ciudadanía y la defensa de sus intereses; al menos en teoría se presentan como representantes de la ciudadanía de cada país. Pero se resisten a resolver este conflicto que actualmente está priorizando unos intereses particulares comerciales sobre el bien común. La estrategia de las grandes compañías productoras de vacunas es producir para que la mayoría de la población de los países ricos esté vacunada este año, mientras se están vendiendo una minoría de vacunas a los países pobres. Hasta 2024 o 2025 no se atenderá masivamente a la población pobre del mundo. No se busca resolver la pandemia de esta manera, ya que aparecerán, como ya está pasando, nuevas variantes del virus resistentes a las vacunas y que volverán a afectar a los países ricos. Será el volver a empezar una y otra vez. Una vez más la realidad nos enseña que la solidaridad es más eficiente para alcanzar el bien común que el egoísmo individualista que nos vuelve a llevar a la desgracia global.

    A esta situación se le añade la dicotomía inventada por las derechas conservadoras y liberales —que también reproducen sectores conservadores y liberales dentro de las izquierdas— de que la recuperación económica se debe producir anteponiéndose a las medidas de control de la pandemia; es un argumento falso. A estas alturas las evidencias acumuladas muestran que para recuperar la economía es claramente necesario aplicar las medidas de control de la pandemia. Y no digamos ya de ese eslogan de supuesta libertad para incentivar el que la gente no se vacune dejando de lado a la ciencia y silenciando el peligro para la salud de estas personas o el que puedan llegar incluso a morir o provocar la muerte de otros. Los no vacunados son más contagiosos y de ahí la necesidad de incentivar la vacunación para disminuir la contagiosidad, entre otros motivos.

    La evidencia científica es abrumadora, sabemos cómo controlar la pandemia. Es urgente vacunar a toda la población mundial en contra de los intereses particulares de las empresas productoras, se deben anteponer los intereses comunes y para ello se necesita también voluntad política. Al menos mientras dure la pandemia se deben anular las patentes de la producción de vacunas y eliminar las restricciones a las materias primas necesarias para su producción. Se debe invertir masivamente en los sistemas de producción y distribución de las vacunas. La vacunación a nivel mundial sería cuestión de meses y no de años.

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