¿Chubascos o tormenta?

    18 abr 2023 / 09:00 H.
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    Hace apenas un mes saltaba la noticia de la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB), reconociendo pérdidas de más de 1.800 millones de dólares con la venta de una parte de su cartera de bonos. Inmediatamente cundió la desconfianza entre los depositantes, que retiraron ingentes cantidades de fondos, lo que provocó caídas en la cotización de sus acciones de un 60 por 100 y, finalmente, el regulador americano —la Reserva Federal (FED)— se hizo cargo de la situación. Pocos días después fue el Signature Bank el que entró en colapso, obligando a la FED a implementar un nuevo plan de rescate. La crisis saltó a Europa, nada menos que al otrora más que seguro paraíso bancario de Suiza. Ahora estamos hablando de “palabras mayores”, ya que no se trata de un banco regional como el SVB, sino de una entidad —Credit Suisse— con más de 50.000 empleados y que es el segundo banco helvético —por tamaño— y uno de los 50 más grandes del mundo. Inmediatamente el Banco Central de Suiza garantizó la liquidez necesaria para calmar a un mercado que había reaccionado ante las noticias de crisis con una retirada masiva de depósitos y el hundimiento de su cotización bursátil. En un tiempo récord el UBS (Unión de Bancos Suizos), el primer banco helvético, compró el Credit Suisse por algo más de 3.000 millones de euros, procediendo a la fusión de ambas entidades. Los nubarrones volvieron a cruzar el Atlántico y era el First Republic —otro banco USA— el que ahora presentaba dificultades y obligaba a la autoridad monetaria a impulsar un rescate coordinado por los principales bancos de Wall Street. De momento parece que la borrasca se ha apartado de la banca y llevamos tres semanas con la calma anticiclónica (siguiendo con los símiles meteorológicos).

    Ha sido imposible abstraerse durante el pasado mes de marzo de lo ocurrido a partir de 2008 con la quiebra de Lehman Brothers, lo que supuso el comienzo de la mayor tormenta financiera y crisis bancaria del último siglo, ya que habría que remontarse al denominado “Crack del 29” para encontrar un temporal similar. Entonces se inició un proceso de reestructuración bancaria de grandes dimensiones que en España, por ejemplo, nos ha llevado a la desaparición de todo un segmento del sistema bancario, el de las cajas de ahorros, ya que de las más de 40 que existían entonces, ahora sólo quedan dos pequeñitas (Onteniente en Valencia y Pollensa en Mallorca), ello además de numerosos procesos de fusión, de reducción del número de sucursales y de adelgazamiento de sus plantillas de trabajadores.

    La pregunta que cabe hacerse es si estamos ante una borrasca, como la iniciada en 2008, o si sólo son unas nubecillas veraniegas. La respuesta nos la dará el análisis de las causas de la crisis de estos bancos. Es verdad que son múltiples, sin descartar la mala gestión, aunque aquí vamos a destacar un elemento principal, cual es la subida de los tipos de interés para luchar contra la inflación. En efecto, el precio oficial del dinero ha pasado desde prácticamente el 0 por 100 de 2021 al 3,5 del euro, el 4,25 de la libra o el 5 por 100 del dólar (marzo de 2023). Estas subidas han impactado directamente en la deuda (pública o privada) que los bancos habían adquirido cuando los tipos de interés eran mínimos o, incluso, nulos. Pues bien, durante esos años compraron deuda, principalmente bonos públicos a largo plazo, con una rentabilidad pequeña pero segura al estar mayoritariamente respaldada por un Estado, de forma que al vencimiento recuperarían la inversión. El problema surgió cuando algunas entidades tuvieron que deshacer posiciones, es decir, vender los bonos antes de su vencimiento. En ese momento el precio de los mismos cayó vertiginosamente, ya que los tipos de interés habían subido y existían otras alternativas más rentables. Corolario: Las nubes no tienen por qué transformarse en tormenta, ya que las causas están identificadas y la autoridad monetaria ha actuado con diligencia. Eso sí, el dinero que se preste por el contribuyente a la banca, que se recupere, y que no se condone como se ha hecho en la reciente historia de nuestro país.

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