Cerdá y Zabaleta

Escribió el poeta Vivanco que dialogan y dialogan las distancias junto a sus montañas. Esto se hace palpable cuando te adentras en la obra de dos grandes artistas: el médico y fotógrafo monovero, afincado en Cabra del Santo Cristo, Arturo Cerdá y Rico y el pintor quesadeño Rafael Zabaleta. Gracias al médico Rodríguez Conde, los dos entablaron una amistad cargada de paralelismos vitales y artísticos: viven y trabajan en sus pueblos, en sus casas-estudio, asisten a la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, uno sale a caballo para captarlo todo con sus cámaras y trípodes, otro, en su motocicleta, con sus lápices, tinteros y óleos para llegar hasta las sierras que ambos comparten y ofrecernos un testimonio gráfico de la sociedad de aquella época, documento etnográfico que ahonda en la intrahistoria, en la esencia humana. Dos localidades custodian delicadamente sus legados siendo testigos de cómo dialogan en la distancia Maternidad con Autorretrato, Procesión con Romería de Tíscar o Era de San Sebastián con La recolección entre otras bellas imágenes. Recordemos así un 15 de febrero de 1921 cuando dejó de ver la luz en su querida Cabrilla quien hizo de su vida un contraluz.