Centro político y consenso

    18 dic 2019 / 08:55 H.
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    Continuando con el análisis de las últimas elecciones, en el mapa político resultante, sobresale el auge de Vox, que ha pescado en el caladero del descontento con la política y los errores de otros; la remontada del PP, cuyos votantes ya empiezan a considerar lavada la corrupción; y la aparición de algunos nuevos que han aflorado como setas en otoño, por descontento con los generales y por sacar rédito localista en ese maremágnum.

    Sin embargo, lo más sonado ha sido el descalabro electoral de Ciudadanos. Perdió su norte y la congruencia, y ha pagado con creces. Ya dije desde estas páginas que las líneas rojas en política no son buenas porque luego cuesta desdecirse. Justo lo que le ha pasado a Rivera. De acuerdo que costaba subirse al barco del doctor Sánchez, pero, ¿qué otra forma había de enderezar sus virajes y buscar lo mejor para España? A Rivera nadie le puede quitar el mérito de haber logrado desde Cataluña convertir a su partido en un referente del centro político. Pero también la responsabilidad de su debacle por precipitación y exceso de ambición por ocupar un espacio que no le correspondía y un puesto que no estaba maduro. En su haber queda la decencia política de saber dimitir, cosa que no es habitual en un político español, para que otros remedien la desviación, si se puede después del destrozo. Dura labor la que tiene por delante su relevo, pero necesaria. En España, por el momento, hace falta ese centro bisagra que permita gobiernos estables y ausentes de extremismo, ni a izquierda ni a derecha, y no dependientes de nacionalismos que tanto daño han venido haciendo. Ese es el espacio de Ciudadanos que ahora toca reconquistar, sin líneas rojas, sin prisas, sin avaricia de poder, poniendo siempre a España por delante de otros intereses. Tiempo habrá de recoger frutos.

    Último apunte. Es evidente que España es más diversa políticamente que nunca. Los políticos le llaman a eso ingobernable. Desde mi punto de vista, es una oportunidad para abordar desde el diálogo, la cesión y el consenso los grandes acuerdos de Estado que España necesita.

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