Centro de peregrinación

Existían antiguamente dos tradiciones en Jaén en este caluroso 15 de agosto: una, la Feria. Esa que ahora se celebra en octubre, y otra, con motivo de la festividad de La Asunción, la peregrinación hasta la capital del Santo Reino de miles de peregrinos que, de camino que veían como se mostraba el Santo Rostro por varios de los muchos balcones del templo, adquirían indulgencias, con lo que podían hacer “borrón y cuenta nueva” con los pecados cometidos hasta la fecha. Pero como aquí somos tan dejados con nuestras cosas, fuimos abandonando poco a poco esta tradición, todo lo contrario a lo que hicieron los gallegos con su Camino de Santiago, hasta que, de venir miles de peregrinos a ver como se mostraba la reliquia a los feligreses, hemos pasado a que decenas de jiennenses vean casi de casualidad este acto sin saber muy bien el por qué del mismo. La verdad es que había que tener fe y vocación para venir a Jaén desde diferentes puntos de España en pleno mes de agosto, con lo a gustito que se está en la playa. Aún así, nuestra Catedral seguirá hoy siendo protagonista de un acto que se celebra desde siglos atrás y que, por la singularidad del mismo, merece la pena ver.