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06 sep 2023 / 09:08 H.
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Nos quedaron del curso pasado unas cuantas asignaturas para septiembre, y estamos empollando a marchas forzadas para ver si esta vez nos las quitamos de encima. Hay algunas materias, como “primero de libertad” o “segundo de igualdad”, a las que ya ni siquiera nos presentamos porque hemos agotado convocatorias. Y luego está “tercero de fraternidad”, que también es un desastre, y aunque tenemos aún posibilidad de examinarnos, yo creo que ni siquiera nos vamos a presentar para recuperarla porque resulta que la tenemos atravesada y no hay forma de que se nos metan los conceptos principales del temario. De todo el semestre dedicado a “la manipulación”, por ejemplo, es imposible que asimilemos las líneas básicas. No se nos quedan. Y ni aprendiéndonos las definiciones de carrerilla conseguimos avanzar. A lo mejor es por todo el ruido de fondo que hay en nuestra sala de estudios, que no nos permite concentrarnos y analizar los contenidos con objetividad. En cuanto al temario del semestre dedicado al concepto de “cooperación”, no hay manera de conseguir los apuntes, porque andamos peleados los de los pupitres de un lado con los del otro lado y, por si fuera poco, saboteamos los resultados de las prácticas. En la asignatura de libertad de expresión intentaremos darlo todo esta vez, pero seguramente supervisarán el examen con la mirada estricta que les caracteriza y nos lo devolverán lleno de tachaduras y de correcciones. En “convivencia” no hemos hecho bien los deberes, siempre estamos armando follón en clase, y en cuanto nos deja un momento solos la profe, empezamos a discutir por tonterías y a tirarnos los trastos a la cabeza unos contra otros. Pero lo que peor llevamos es lo de “las nuevas tecnologías”, aquí, aunque nos tiramos horas y horas practicando, llevamos fatal todo el temario de redes sociales. A la hora de hacer comentarios y verter opiniones sobre cuestiones polémicas, hay gente que se empeña en tener otros puntos de vista, y en argumentarlos con su propia visión, y sus matices y demás. Y claro, eso nosotros no podemos permitirlo, y no nos queda más remedio que tirarnos a la yugular (virtualmente hablando) de nuestros enemigos, y hacerlos trizas en el plano dialéctico. Y esas cosas no las comprende nuestra seño que nos da la chapa con lo de la convivencia y otras estupideces parecidas, y eso no hay quien se lo trague, más que nada porque todos los que comparten mi ideología opinan exactamente lo mismo que yo, y todos no vamos a estar equivocados. Y, además, lo que hago yo siempre, antes de opinar, es informarme bien leyendo las publicaciones de nuestros líderes de opinión y memorizando todos sus argumentos. Por eso me sienta fatal que la seño nos critique diciendo que somos unos sectarios sin criterio propio, y que nos falta capacidad de empatía. El caso es que me he pasado medio verano esforzándome por empollar los dichosos apuntes de pluralidad y tolerancia y no se me meten por mucho que me esfuerzo. ¡Qué asco de asignaturas!

Pero bueno, es mejor no agobiarse. Y aunque hayamos pasado unas vacaciones superincómodas pensando en las dichosas recuperaciones, debemos tomarnos los resultados con resignación. Al fin y al cabo tampoco ha sido un curso tan desastroso ya que hemos sacado buenas notas en gimnasia y en recreo. Y hay que quedarse con lo positivo, ¿verdad?

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