Casi sin fuerzas

Y el mundo vuelve a estar de luto. Al mundo le duele el sonido del llanto y tiene el corazón encogido, es difícil asimilar tanto sufrimiento. Es incomprensible ver cómo tus propios hijos se enfrentan entre sí, destruyéndose para defender algo que ni siquiera es suyo. Nunca se llega a conocer al que tienes a tu lado, aun siendo de la misma familia, hasta que no hay un conflicto, por muchos abrazos y palmaditas en la espalda. Cuánto daño hace la ambición, el poder y la soberbia de aquellos que se creen con tanto derecho. Qué es el derecho sino algo que está torcido cuando no tienes ni la posibilidad de encontrar un refugio o el consuelo de saber que van a protegerte y a cuidarte cuando han decidido hacerte daño. Qué mente humana es capaz de arrebatar vidas sin más justificación que la de ser el más grande. No acabamos de salir de la mayor crisis humanitaria por la que ha atravesado este planeta cuando ya estamos envueltos nuevamente en historias rotas de familias y niños que quedan huérfanos de padres. Da miedo dejar entrar a la muerte en nuestras vidas y que pueda pasearse con total normalidad entre nosotros. Ojala el rencor se quede encerrado y ayude a terminar con esta absurda situación, volverán a pasar años hasta que al mundo se le olvide.