Cartones, tapones...

    04 jul 2021 / 16:45 H.
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    Andalucía sólo hay una (Turismo Andaluz). Pero esa Andalucía es el conglomerado de un amplio mosaico dibujado bajo el Sol; entre idílicos paraísos interiores y litorales de azules profundos y verdes aguas. Paraísos y litorales que moran accesibles autóctonos y receptivos foráneos que conforman el gran ambiente cosmopolita de este trozo del sur de Europa. De entre su mosaico, en sus paraísos de la Andalucía rural, Jaén es la Bella Durmiente del verde olivo que no consigue su despertar porque hoy vive como la Cenicienta del olivar mundial. Hasta ahora han sido cuantiosos los sapos de los mercados, los que se han acercado a la Bella Durmiente para cenicientarla; pero el príncipe, no llega, se resiste. Este se encuentra en otro país (comarca lejana). Y mientras tanto cabe recordar que: De los 400.000 olivicultores habidos en el país de las Españas, la inmensa mayoría están asentados en Jaén (cuna mundial del aceite de oliva). Hoy día: 56 países son productores de aceite de oliva. La producción se extiende por los cinco continentes, y países como Azerbaiyán, Etiopía, Macedonia, Kuwait, El Salvador y Uzbekistán son los recién llegados al negocio de la producción del oro verde. El uso de aceite de oliva representa el 2% del consumo de grasas comestibles. Del aceite de oliva exportado, más del 95% es aceite de oliva virgen extra. El 60% del aceite de oliva vendido, se vende a granel (cisternas en Jaén)... Ante este panorama, la Andalucía rural, su industria agroalimentaria debería ser otra muy distinta a la que es, y por ende, en lo que respecta para Jaén también, mucho más. Es patente que la gran responsabilidad política lastra y arrastra el subdesarrollo en dicha industria. Los políticos no solo lastran y arrastran este mal de la economía andaluza sino que desde sus directrices apagan y desmantelan la industria andaluza habida, lanzando al grueso de la economía a un sector turístico para que este compita entre una brutal competencia global, sometida a factores externos, que hace altamente difícil mantener el tipo ante una continuidad creciente y a la vez rentable para que permita tal sostenimiento. Jaén necesita una revolución urgente en sus olivicultores, una revolución que transforme y amplíe su escasa industria agroalimentaria, desde su I+D+I, que aporte máxima tranquilidad y desarrollo local, que ofrezca presente y futuro a los jiennenses, que eche raíces profundas que sean inamovibles para los mercados externos que deciden desde la especulación sobre el oro verde que se produce en estas tierras jaenesas... Confiemos que el príncipe de los cartones, tapones, etiquetas, botellas, palets, comercializadoras, transportes... venga pronto, con las indivisas plusvalías de sus fábricas citadas, desde su comarca lejana a Jaén y besando a la Bella Durmiente del verde olivo este reine sobre los sapos y, desterrando a la Cenicienta, la Bella Durmiente se convierta en la reina del olivar mundial.

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