Capital del paraíso interior

En la sociedad y en los tiempos que nos ha tocado vivir, a los ciudadanos nos encanta pillar unos días libres para hacer la maleta y escaparnos a cualquier rincón de nuestra geografía española. Da igual si es invierno o verano, si llueve o hace un calor abrasador, si el destino es rural, urbano o playero. Nos gusta salir de casa, cambiar nuestro hábitat durante el fin de semana, conocer otras ciudades, romper con la monotonía diaria. Practicar turismo nos encanta: Turismo cultural, monumental, gastronómico, ecológico, o de todo un poco. Y es que, no solo de monumentos y patrimonio vive el hombre, o de grandes sierras o playas. Personalmente, durante semejantes periplos, casi involuntariamente, comparo nuestra localidad con el entorno visitado en cada momento, y, de forma repetitiva, del resultado de ese ejercicio comparativo, nuestra ciudad no solía salir bien parada, hasta hace poco tiempo. Era frustrante ver como Jaén pareciera que se hubiera quedado atrapada en un bucle del espacio tiempo, que le hacía no evolucionar, lo más mínimo. Nunca cambiaba nada. Todo permanecía igual que siempre, y lo que es peor, parecía que a los ciudadanos nos gustaba que siguiera siendo así, por lo que, si alguna vez se tuvo intención de modernizar mínimamente nuestro Jaén, los jiennenses lo desaprobábamos. Sin embargo, tengo que reconocer, con asombro, alegría, orgullo, pero también con escepticismo, que recientemente, a la vuelta de mis últimos escarceos turísticos, mi sensación ha cambiado, por lo que me sorprendo a mi misma, reconociendo la notable evolución que está experimentado nuestro Jaén. Pareciera que, por fin, nuestra ciudad está despertando al mundo turístico. Es una satisfacción contad con dos estrellas Michelín y disponed de la Carrera de San Antón a la que se le ha empezado a llamar “el Tour de Francia en el mundo del running”. Pero esto sólo debe ser el principio. Ahora se debe trabajar de forma intensa, y todos unidos por el mismo objetivo, para avanzar en las infraestructuras, la mejora del imprescindible sistema ferroviario y el aumento de camas en el centro de la ciudad.