Canciones de tórrido verano

02 ago 2024 / 09:16 H.
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Unir en una misma frase las palabras “verano” y “canción” produce espasmos neuronales, flashes que conectan el nervio auditivo con el óptico, alucinaciones diversas y toda una serie de parásitas nostalgias que se adhieren a las meninges cuan sanguijuelas ansiosas. Estoy seguro de que en este momento vuestra cabecita, presa de la emoción que llenó aquella juventud que ya es un episodio histórico, ha comenzado a girar la ruleta de los vinilos y casetes que poblaron vuestros cuartos adolescentes, estanterías de jóvenes marchosos o altavoces de discotecas pachangueras cuando no de noches al aire libre playero con sonido multiorgásmico.

La música y el verano son amigos desde siempre. Y como tales se han paseado por el calendario con astuta complicidad. Pongamos nombres: Georgie Dann, King África, Sonia y Selena, Los del Río, Las Ketchup, Shakira, Chayanne, Marc Anthony, Carlos Vives, Enrique Iglesias, David Civera, El Canto del Loco, Javier Gurruchaga y la orquesta Mondragón, The Refrescos, Rosalía, Luis Fonsi, Juan Luis Guerra, Los Manolos, The Beach Boys, Radio Futura, Alaska, Carlos Baute, Raffaella Carrá... Y si echamos la vista un poco más atrás, Tequila, Fórmula V, Camilo Sesto, Juan y Junior, Los Diablos, Los Mismos, Karina, Los tres sudamericanos, Conchita Bautista, Dúo dinámico, Manolo Escobar, El Fary, Los Bravos, Massiel, Rocío Jurado, Los Canarios, Mike Kennedy, Cecilia, Mari Trini... Todos ellos forman parte de la banda sonora de nuestra vida y no solo en el verano. Solo hay que tener la edad adecuada...

Muchos nombres, ya por sí solos, suenan a melodía y aparecen unidos a tal o cual canción y lo que es más importante, nos sitúan en un tiempo concreto, con una persona o personas determinadas, en situaciones fusionadas para siempre con esas notas que, con solo tararearlas, nos llevan de regreso a aquel momento.

Quizá ese es el legado más importante de la música y, en estas fechas en especial, de aquellas canciones del verano que nos dejan ser jóvenes de nuevo. Eran los años sesenta cuando la “moda” de la canción del verano empezó a despegar. “La Yenka” fue uno de aquellos éxitos seguido de “La moto” de Los Bravos, “Lola” de Los Brincos en el 67, “Get on your knees” de Los Canarios y el eurovisivo “La, la, la” de Massiel en 1968. Siguieron “Cuéntame” y “Eva María” de Fórmula V en el 69 y el 73, Los Diablos con “Un rayo de sol” y “Oh oh July”, en el 70 y 72, hasta que llegó la quintaesencia del concepto y nos invadió Georgie Dann con “El bimbó” en el 75. ¿Quién no recuerda “El último guateque” de Laredo en el 77? Había llegado la democracia y las canciones evolucionaron con un toque de contracultura y de “Rock and roll en la plaza del pueblo” (Tequila, 1980). Luego, “la movida” con “Caperucita feroz” de Gurruchaga y la Orquesta Mondragón, “Bailando” de Alaska y los Pegamoides o “Aquí no hay playa” de The Refrescos ya por los años ochenta. Poco a poco la canción del verano fue desapareciendo como tal y quedó aparcada en el recuerdo. Quizá los últimos estertores hayan sido “Despacito” en 2017. Antes, “La Banda del Capitán Canalla” entonó un desesperado “Que vuelva ya Georgie Dann” en 2003. Pero, claro, no volvió. Y la cosa quedó “Despechá” de la mano de Rosalía. De fondo siempre nos quedará el estribillo de Los Mustang: “jóvenes, éramos tan jóvenes...”.

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