Caminos de esperanza

    06 abr 2022 / 16:14 H.
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    En mi anterior artículo en estas páginas, con el título “Ante tanta crueldad”, reflexionaba en torno a la sinrazón de la guerra de Rusia con Ucrania y sus consecuencias fatales para tantos seres humanos. Esto, al igual que los inicios de la pandemia, nos ha llevado a no pocos, a vivir una situación de desesperanza e incertidumbre provocada por la continua subida de precios. Pandemia, guerra, crisis económica, son las palabras que no faltan en nuestras conversaciones. Los precios suben y nos preguntamos hasta dónde pueden llegar, con el miedo al acecho de no poder hacer frente con los recursos que cada uno dispone. Cuando escribo estas líneas leo con tristeza la noticia de cómo el precio de la luz impacta sobre las diálisis domiciliarias, con lo que hay pacientes que se ven obligados a conectarse en “horas valle” o que incluso se plantean volver al hospital. Es solo un ejemplo de cómo esta situación altera la vida de ciudadanos que ya de hecho no lo tienen nada fácil. Este fin de semana Alberto Núñez Feijóo ha sido elegido presidente del Partido Popular y, como no podía ser menos, no faltan las declaraciones que acusan y juzgan al adversario, sin autocrítica, solo con la intención de descreditar como parte de la estrategia política. Y esto me altera; yo tratando cada día de educar a mis hijos para que tomen decisiones con sentido común, sin egoísmo, teniendo en cuenta el bien común, y cada día desayuno con descalificaciones, desencuentros, corrupción, amenazas, intereses y un largo etcétera, que no me extraña el descontento general que vive la mayoría de la población. Pero también desayuno cada día con mensajes que invitan a la esperanza, como el de Fermín Negre, que dice así: “En vez de levantar piedras acusadoras que condenan y juzgan, ¿qué tal si con ellas construimos puentes de comprensión y empatía?” Me quedo con estos últimos mensajes, capaces de forjar personas que encarnen y hagan visibles valores de comprensión y empatía, valores que paradójicamente todos apreciamos y deseamos, pero poco cultivamos. Ante la desesperanza, existen caminos que invitan a la esperanza.

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