Camino de cruces
La vida está compuesta, sin excepciones para nadie, de luces y sombras, de buenos y malos momentos. El espíritu de la Navidad exigía no enturbiar la mágica alegría de las fiestas con notas tristes. Ya pasaron esos días y la vida ha vuelto a tomar su ritmo normal que nos es otro que tener que enfrentarse cada jornada con lo que el destino nos tenga preparado. Y el dolor es una de las ofertas que no faltan. Muy doloroso ha sido que familiares y amigos hayan entregado su vida a las puertas del año nuevo y otros nada más abrirse de par en par este 2016.
Siempre es una frustración angustiosa la muerte de un ser querido, pero que este triste tránsito se produzca cuando la ciudad está bañada de alegría, en unas fechas tan significativas, se hace mucho más doloroso. En el mes de diciembre, María del Consuelo Santa-Bárbara, me daba la noticia de la muerte de una gran mujer como fue Ángela García Uceda, un mensaje doloroso que instantes después me confirmaba la propia hija, Amparo. Ángela fue una excelente pianista que tuvo gran protagonismo en la música jiennense de más de tres décadas. Acompañó en innumerables conciertos a María del Consuelo, nuestra brillante soprano y realizaron grabaciones como “Os lo decimos con canto y amistad”.
Casi en la misma fecha, Felipe Fernández me comunicaba el fallecimiento de Gregorio Torres Menjíbar. Nacido en Pegalajar fue un hombre emprendedor que regentó varios negocios y, llevado por su afición taurina, formó sociedad con Felipe Fernández para apoderar al torero jiennense Juan Carlos García durante varios años.
Nada más comenzar 2016, murió Francisco Molina, un amigo de la infancia. Los dos nacimos en la misma calle, con sólo una casa de por medio entre la suya y la mía. Yo era un par de años mayor que él, pero crecimos juntos correteando por nuestra Alameda. Paquito, su hermano Antonio, mi hermano Manolo y yo éramos casi inseparables en los juegos y más de una aventura infantil que nos sacábamos de la manga, como el inolvidable día en que decidimos ir andando hasta La Guardia. Un día después, recibió cristiana sepultura mi prima Ana Rodríguez Villar, esposa de Antonio García Fuentes, propietario del Hotel Europa. A todos he querido recordarlos con una oración. Y seguiremos caminando por un camino cada vez más jalonado de cruces.