Cambiando
el chip

Decía Bill Gates que la tecnología es solo una herramienta y que para conseguir que los niños trabajen y se motiven, el profesor es lo más importante. Introducir las tecnologías de la información y la comunicación en las aulas es un compromiso de digitalización que se remonta al siglo pasado, pero que hasta ahora no se había implementado de forma efectiva y generalizada. Su aplicación, entre otros, dependía del centro, de los docentes y de la materia a impartir. La educación en España se mostraba como un paisaje disperso y poco homogéneo, con metodologías heredadas del siglo XIX, aplicadas por profesorado del XX y con alumnado del XXI. La pandemia y el ineludible confinamiento han revolucionado de golpe el sistema educativo y como si hubiera despertado de un coma, ha tenido que acelerar un proceso que parecía arduo de integrar, la digitalización y virtualización de la enseñanza. Profesores, maestros, alumnado y familias han visto como se torcían todos sus planes y en cuestión de días han tenido que cambiar el chip adaptándose a la enseñanza-aprendizaje virtual. Esto puede parecer fácil para los más innovadores, pero estoy segura que ha sido todo un reto para los agnósticos digitales.