Café con ruidos

    02 oct 2019 / 09:02 H.

    Serían aproximadamente las diez y media de la mañana que es cuando yo suelo tomar un café cortado. Esa día no lo hice en el lugar habitual sino en el primero que encontré.

    Normalmente busco un taburete en la barra de la cafetería porque no me gusta sentarme sola en una mesa. Así que coloqué mi bolso sobre la agenda en sitio seguro y allí me senté. “Camarero” le dije varias veces, porque no me escuchó a la primera. Aunque, claro, lo raro sería que me hubiese oído pues, teniendo en cuenta que: la música estaba excesivamente alta y me atrevería a decir que inapropiada para esas tempranas horas, el molinillo de los granos de café funcionando a todo gas, el muchacho limpiando los restos del café que quedan en el filtro a base de fuertes golpes en el recipiente y su compañero con el vaporizador a toda potencia calentando la leche. En estas circunstancias, solo pensaba en esos momentos ¡Oh Dios mío!, ¿no habrá alguna forma de solucionar estos molestos ruidos?. Lo que pasa es que parece ser que yo tengo un oido bastante desarrollado y escucho hasta el chirriar de las patas de las sillas cuando estas no tienen sus debidos tapones o tacos y las personas en lugar de levantarse primero y mover la silla después, lo hacen al contrario, al menos allí lo estaban haciendo así.

    Bueno, al final pedí el café cortado, pero mientras lo hacía observaba el suelo lleno de servilletas usadas y de envoltorios de azucarillos ¿tan difícil es dejarlos en la barra o en el platillo? Menos mal que ya hay establecimientos con pequeñas papeleras para estos usos.

    Imagino como se sentirá una persona recién levantada a horas más tempranas en esa situación si le molesta tanto como a mi. Pero en fin, fue así como tuve claro que la próxima vez o tengo que cambiar el taburete en la barra por otra ubicación o directamente tengo que cambiar de cafetería, para pedirme un “Café sin ruidos”.