Cabeza y corazón
El pasado miércoles estuve tomando café con un antiguo alumno de Informática. Una satisfacción ver su cara de entusiasmo mientras me contaba sus progresos: ha pasado por la gran G y actualmente dirige desde Dubai un importante proyecto, (por cierto, con un sueldo que duplica el mío) trabajando con las últimas tecnologías emergentes. Y ahora era yo el que estaba atento a sus explicaciones y aprendía de él, reteniendo el máximo de información posible para poder transmitirla a mis actuales alumnos de “Matemáticas y Software”. Tenemos una Universidad muy joven, lo que tiene como gran ventaja el que podamos contactar con casi todos los antiguos alumnos y titulados, y debe ser también nuestra obligación el saber transmitirle el orgullo por la institución que les formó, y el deber moral de que sus logros y triunfos repercutan en esta sociedad que costeó, con sus impuestos, parte de su formación. Podemos estar orgullosos del buen nivel académico, ahora toca no olvidar generarles un compromiso social con una tierra que encabeza todos los rankings de desempleo y pobreza. Candidatos a rector y profesores: nuestro mayor capital es el humano, hemos demostrado que podemos formar grandes mentes, toca formar además grandes corazones comprometidos con sus raíces.