Buscando felicidad

30 ene 2019 / 12:00 H.

Vivimos en nuestra loca sociedad occidental que no sabe ni quiere facilitarnos el verdadero camino a la auténtica felicidad. Por eso, el ser humano, desde tiempo inmemorial, no ceja en el empeño de tratar de encontrar el ungüento eficaz que le haga sobrevivir en este “valle de lágrimas”, como proclama la Salve a la Virgen María. Pero su búsqueda no es de hoy, sino de siempre. Tanto el budismo, el hinduismo y otras religiones o escuelas orientales, así como los gnósticos, los antiguos cristianos y otras escuelas sobrevenidas de oriente a occidente, han ido desbrozando caminos y proponiéndonos una gran variedad de soluciones para que surquemos la acertada senda hacia la introspección y la meditación personal, pudiendo así ahondar en nuestro autoconocimiento. La meditación puede y debe llegar a ser un constructo personal de uso cotidiano, más allá de un pausado examen de conciencia, que sirva para dominar nuestra mente, templar los ánimos y alcanzar la sensación de bienestar de nuestro ser, aunque solamente sea durante unos momentos mágicos y extraordinarios que nos hagan creer que la felicidad está a nuestro alcance, cual si fuésemos dioses del Olimpo griego...