Borrascosas cumbres

Pero qué bien que se lo pasan quienes están en las cumbres de la pirámide social de todos los países! Quienes deciden el porvenir de futuras generaciones a través de agendas ideológicas más que discutibles. ¿Cómo es posible que se junten a pasarlo bien y a visitar museos unos señores y señoras que deberían estar preocupados por parar una guerra imperialista injustificable y de profundas consecuencias para toda Europa? Sonroja contemplar a esa alta sociedad de políticos que se van de compras por los establecimientos más lujosos y exclusivos de Madrid, mientras los ucranianos siguen siendo masacrados y destruidos de por vida. ¿De qué valores humanos les vamos a hablar a nuestros niños en los colegios si lo que ellos mismos están viendo es desigualdad y corrupción generalizadas? ¡Qué mundo más falso e hipócrita se nos está quedando! Pacifistas silenciando y amparando guerras, antiguos críticos de los privilegios de la “casta” más convertidos en casta intocable que nunca. Mientras las élites políticas lucen sus modelitos, los barrios humildes se visten de miserias. Mientras los dueños del mundo viajan a placer, acompañados de toda una cohorte de familiares y amigos, los pueblos pasan hambre. ¿Ha servido nuestra pomposa cumbre para parar la guerra rusa? Pues eso.