Boceto de otoño

    04 oct 2023 / 09:21 H.
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    Hoy, no sé qué causa me anima para tomar el catalejo y atisbar la lejanía, no tengo ninguna apetencia por contemplar esos horizontes inalcanzables, ni por descifrar los enigmas del laberinto. Sigo respirando en Jaén, donde resido y ejerzo de pensionista contemplativo, y me reconforto en esta tierra sobria y doliente. Lo visto, con o sin catalejo ya lo tengo muy oxidado, y lo que pueda ver todavía, temo, que no va resucitarme ninguna ilusión vital. Estaré otoñando, supongo, pero sé por vivencia, que no por experiencia, que casi todo lo que se ha ofrecido, prometido, vendido o mercado con esta provincia, ha sido un discurso de fantasmas entretenidos en su estéril inmortalidad de intereses caducos. Los protagonistas de esta tragicomedia somos todos, cada uno interpretando su papel según el guión establecido por no se sabe quién. Jaén es un escenario excepcional, de campos abiertos a la pulsión humana, un recoleto edén, donde conviven los más exultantes defensores del terruño, conjugando sentimientos y nostalgias, y aquellos que tienen un sitio donde les ha tocado vivir, esperando o desesperando por un destierro que les ofrezca otras mentiras más solventes. Jaén nunca fue espectáculo, tampoco la sombra que marchita. Ahora, solo deseo que este martes, sea otro martes.

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