Bendita agua
Si la borrasca Karlotta fuese persona y me la encontrase por la calle, seguro que la abrazaría. O, al menos, le diría unas palabras de complacencia. Se ha portado muy bien. España estaba seca, los pantanos sin gota, y Jaén... no digamos. Ha sido una lluvia bendita y reparadora también para nuestros campos. Ya sabemos cómo se nos dice por ahí, “que en Jaén estamos siempre mirando al cielo.” Y digo yo: ¿A dónde mejor? ¿a quién se le ofende? ¿Habrá algo más hermoso que mirar al cielo? ¿Quién se molesta por esto? ¡Bah! (ganas de enredar). Ya todo pasó de esta manera. Le aplaudimos a esta Karlotta, tan atareada y “despeinada”, entre sus vientos desatados y furibundos que nos han traído el agua, démoslo por buenos. Sólo nos queda dar un suspiro de alivio porque nuestros ríos bajen llenos de agua y es de suponer que los pantanos no sólo en Jaén, sino de España entera habrán tomado un agua que tanto se esperaba. Ahora otro ruego nos queda. Que la racha continúe. Que llueva cuanto que tenga que llover y, en Semana Santa, que casi la tocamos con los dedos, nos deje vivirla en paz y con disfrute. Jaén con sus Pasos tan gloriosos se señorea y puede presumir de ellos en toda regla. Sobre todo, cuando en esa madrugada mágica sale El Abuelo.