Bay bay, verano

26 sep 2025 / 08:48 H.
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Caluroso, tórrido y caliente. Podríamos y deberíamos de decir: amenazante y descriptivo panorama que hace que la naturaleza se rebele más y más. Que el cambio climático, politizado absurdamente por los negacionistas, avance sin tregua para el deterioro del Planeta, es una realidad; que los incendios forestales han lamido con lengua de fuego importantes extensiones de nuestra España, es innegable y trágico; que aquí lo importante es echarle la culpa al otro. Aburre y decepciona al ciudadano. Quizás haya que reflexionar y poner en marcha todas las actuaciones necesarias para cambiar este modelo, que al parecer no se adecua convenientemente a la situación climatológica actual. Es obligatorio el consenso de todas las administraciones, pero claro, a la par, habrá que seguir las directrices que la ciencia nos indiquen para apaciguar a la naturaleza, que se revuelve cuando se siente atacada. Ciencia, ciencia y ciencia, y la política al servicio del interés común. Eso sin tocar nada más que la cuestión climática y su gestión.

Verdaderamente dan ganas de decir: “que paren el mundo, que yo me bajo”, y esto va más allá que la cuestión climática, más allá de la economía y más allá de la pequeña política partidista y empobrecedora que nos bombardea mentalmente.

Nos está tocando asistir a un nuevo reparto del orden mundial, en el tablero las grandes potencias juegan sus partidas bajo el interés económico de EE UU, China, Rusia, India... y una Unión Europea dividida bajo el avance conservador cuyo modelo es el vergonzoso y deplorable trumpismo. Estamos “entre guerras” y los valores que auspiciaron la unión de una Europa nuestra, democrática, con una carta de valores para convivir y hacer un mundo mejor, con mas derechos, con igualdad, con oportunidades, desarrollada y libre, donde la humanidad fuese nuestro signo de identidad, se ve ahora amenazada por el involucionismo.

La masacre y exterminio que se está produciendo con el pueblo palestino aún después de mas de setenta mil asesinados, resulta difícil de creer que se esté produciendo en el siglo XXI. Hamás y Netanyahu —observarán que no digo palestinos ni judíos— no representan a los unos ni a los otros, sino a organizaciones terroristas, porque entre terroristas anda el juego.

Por no perdernos en temas semánticos, añadiré que no veremos un Estado Palestino simplemente porque en el gran tablero donde se juega el nuevo orden mundial, Netanyahu es el peón favorito de los EE UU de América, gobernados por un indecente e inmoral Donald Trump. Cosas que pasan en las democracias. Y no quiero terminar sin poner de manifiesto como va incrementándose la nómina de países y de gobiernos, que impulsados por sus opiniones públicas piden lo evidente, que es el fin de la agresión y destrucción de Gaza por parte no del pueblo judío, sí por un gobierno fanático que no duda en cometer un Genocidio para cumplir sus delirios expansionistas.

Hoy en la sede de la ONU, nuestro Jefe de Estado el Rey Felipe VI ha centrado su discurso en denunciar la masacre que el gobierno israelí esta cometiendo en Gaza . “Son actos aberrantes que repugnan a la conciencia humana”, ha dicho el Rey , ha abogado por la creación del estado de Palestina, y ha vuelto a condenar en el nombre de España, los actos de terrorismo perpetrados por la organización terrorista Hamás contra el pueblo judío.

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