Autobuses sin remedio
Cada día que pasa somos más los que, sorpresiva e inesperadamente, nos acordamos, con añoranza, de Autobuses Castillo, haciendo realidad el dicho popular de, “otros vendrán que bueno me harán”. En las marquesinas, a diario, mientras esperamos la llegada de algún autobús de nuestra ciudad, se ha convertido en comidilla, entre los pacientes usuarios, manifestar la gran insatisfacción que supone este transporte público para la ciudadanía. Me pongo la mano en el pecho y entono mi reconocimiento de pesar, por haber cuestionado, en su momento, algún asunto relacionado con los autobuses que, hace unos años, circulaban por nuestra ciudad, en época de la empresa Castillo. Por ejemplo, pensaba yo, tonta de mi, que esta sociedad era la responsable de la inexistencia, en las paradas de autobuses, de paneles informativos de la llegada de cada línea y sus horarios. O cuando, en aquel entonces, se retrasaba cinco minutos, máximo, el autobús que estuviera esperando, me parecía exasperante e intolerable. Pero esos temas, se me antojan, hoy en día, irrelevantes y nimios, en comparación con las numerosas carencias e inconvenientes que aprecio que tiene, actualmente, hacer uso de un bus, en nuestra ciudad. Los dichosos paneles informativos, continúan sin llegar a nuestra ciudad, pese a que lucen y facilitan la vida de los usuarios de otras ciudades y pueblos de nuestro país. Hoy en día, desearía que lo habitual fuera el retraso de cinco minutos de cualquier línea, ya que, la tónica, es que los autobuses llegan cuando pueden, lo cual, nunca es a la hora prevista. La aplicación que descargamos en nuestro móvil, para hacer un seguimiento real de cada servicio, resulta ser deficiente, no merecedora de confianza por cuanto que no es fiable, lo más mínimo. El teléfono del servicio de atención al cliente, para quejas, sugerencias o información, es inexistente, a efectos prácticos, ya que te redirige a una centralita nacional, que, para nada ofrecen posibilidad de recabar o trasladar algún asunto que tenga que ver con los autobuses de nuestra ciudad. Los jiennenses nos quejamos, merecidamente, del nefasto servicio de trenes que tiene nuestra ciudad, pero no reivindicamos calidad en el servicio de autobuses, el cual deja mucho que desear. Y me pregunto yo, si no hay en nuestro Ayuntamiento posibilidad alguna de que alguien mejore la calidad de este transporte público.