Ausencias

    07 feb 2020 / 08:44 H.
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    María luchó hasta el último momento, el rostro de su nieto de apenas un año la ayudaba a seguir adelante. Con gran esfuerzo lo cogía en brazos y sus ojos, castigados por la quimio como todo su cuerpo, se iluminaban y nos iluminaban a todos. Porque ella brillaba con luz propia, era nuestra estrella, la madre, la hija, la esposa, mi hermana. Un ejemplo de lucha, que me enseñó lo que verdaderamente importa en esta vida. Antonio era un hombre valiente, policía hasta cuando estaba fuera de servicio, no se amedrentaba por nada y el cáncer tampoco le hizo perder la esperanza. Sus hijos correteaban alrededor, inconscientes de que la sentencia ya estaba dictada. Su esposa, mi amiga, lloraba a escondidas para, luego, mostrarse fuerte delante de él. Pasan los años, las estaciones se suceden, pero la ausencia sigue ahí, latiendo como el corazón de un animal herido. En esta semana hemos celebrado el Día mundial contra el cáncer, un recordatorio de lo mucho que queda por hacer para combatir esta enfermedad, que nos arrebata a nuestros seres queridos, que pende sobre nosotros como una espada de Damocles dispuesta a destrozar nuestras ilusiones, a cambiar nuestra existencia sin un ligero pestañeo.

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