Atrevida ignorancia

No sé si te sirven las raíces cuadradas a día de hoy para algo, a mí no” (Ángela Rodríguez, Secretaria de Estado). No es que no le sirvan, es que no sabe que le sirven, no es consciente de que sin las raíces cuadradas nada de su entorno sería posible, ni siquiera el que su ignorancia fuera televisada. Las raíces son tan básicas que sin ellas no podemos ni llegar al Teorema de Pitágoras, y por tanto calcular distancias o áreas... y no hablemos ya del GPS, los móviles, etcétera. No todo conocimiento tiene uso evidente ni para el que lo emplea, y voy a poner un ejemplo que lo pueda entender hasta algún alto cargo actual: ¿se imaginan que Ronaldo se negara a hacer flexiones o dominadas porque nunca las usa en el campo durante un partido? No sé si ese menosprecio por las matemáticas procede del desconocimiento, pues “todo lo que se ignora se desprecia” (A. Machado), o es fruto de conocerlas y no saber aplicarlas, lo que sería casi peor, pues “la inteligencia consiste no sólo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica” (Aristóteles), pero su comentario al menos ha servido para ilustrar la frase de Alfonso X el sabio: Los cántaros, cuanto más vacíos, más ruido hacen.