Atrévete a saber

04 ene 2022 / 16:25 H.
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Atrévete a saber ahora que estás deprimido porque el paro, la pandemia y la jubilación te han robado la alegría que te gustaría tener. Ahora que buscas lo cómico en lo trágico de la vida y todo te parece esperpéntico, atrévete a saber, sobre todo, ahora que sabes que tus razones pueden ser las adecuadas. Si estás más cerca del final que del principio, atrévete con lo que te queda por saber. Ahora que ya no te tratan como a un niño, compórtate como la persona adulta que llevas dentro. Sé que experimentas una sensación noble que crees equivocada, tú, que no sabes ni como mucho, todo. Por favor, haz lo posible para redoblar el valor de ese que te mira y con los ojos te mataría, pero te quiere. Piensa que solo lo que resiste puede servir de apoyo. Equipara la peligrosa aventura que mantienes con el infortunio, con el flujo y reflujo, a veces penoso, de tu existencia. Atrévete a saber ahora que tienes una necesidad profunda y apasionada de independencia y, puesto que no existe regla sin excepción, nunca te vendas por dinero y podrás conservar la sensación de ser libre. Odia la idea de someterte a una distribución del tiempo estandarizada y no obedezcas órdenes execrables que puedes sustituir por situaciones indeciblemente hermosas.

Atrévete a saber que, con solo desearlo, puedes colgarte de una virtud inflexible e incorruptible que te ha de liberar del estremecimiento que a muchos espanta. “Nid Mirari” no te entusiasmes con nada y no tendrás que agobiarte con lastre alguno. También te digo que te atrevas a saber ahora que te has convencido de que amas la vida, no vayas a derrumbarte ahora que tienes el perfil de un personaje moderno y resiliente. Que nunca tu palabra rompa con la realidad, ahora que la gente se las compone sola porque tiene miedo a perder su ego en un giro social autoritario.

Atrévete a saber ahora que eres firme heredero a disfrutar de una cultura y una educación que no están bajo ninguna tesitura. Piensa que tu opinión puede ser tu tirano, haz por reunir méritos antes de que te demonicen los periodos negros de la historia, y no admitas otra cosa que no sea la radicalización más contundente ante el no-cambio. Atrévete a saber ahora que has aprendido a disertar y en los debates quizá, pueda pasar algo como que la notoriedad y la fama dejen de actuar como sistema compensatorio de las malas artes con las que actúan los sociópatas narcisistas de la política y de la literatura. Atrévete a saber ahora que eres una persona genuina y te sientes orgullosa de hacer autocrítica.

Atrévete a saber de esa extraña objetividad que producen los temas homogéneos, ahora que no quieres publicar sino simplemente escribir. Atrévete a saber por las mismas razones que la conciencia social debe desprenderse de su cargo de codicia. Gánate, tú que puedes, una reputación inefable que lo resista todo excepto la desunión con tus principios, ah, y controla tu primer impulso y nunca observes sin hacer nada. Atrévete a saber ahora que ya sabes que la razón es el alma de toda ley, sobre todo de la tuya, que es la que marca el ritmo de tu corazón y alivia tu conciencia. Al menos así me lo hizo prometer un sabio que conocí un día cuando se presentó en mi vida para decirme: “Aquí estoy para ayudarte”. Ese sabio era el saber que me enseñó a no hacer nada que no pudiera pronunciar con libertad.

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