Así rujan los leones

24 dic 2016 / 09:50 H.

L a imagen requiere un comentario porque tiene calado político. Acostumbrados a las trincheras personalizadas —vamos sobrados de valentía a título individual— nos cuesta avanzar con el resto de la tropa. Somos como el ejército de Pancho Villa, hacemos la guerra por nuestra cuenta y nos olvidamos, la mayoría de las veces, que tenemos objetivos comunes. No son pocas las ocasiones en las que Jaén necesita una acción coordinada, una estrategia con un mínimo de consenso para no perdernos en mitad de cada batalla. Un docena de alcaldes, de distinto pelaje político, acudieron, esta semana, al Congreso de los Diputados para reunirse con representantes de partidos y demandarles apoyo para agilizar la construcción de la Autovía Linares-Albacete A-32. Otra obra de importancia que sufre el clásico parón presupuestario, una dolencia contagiosa que, al parecer, sucede al escribirse en cualquier proyecto la palabra Jaén. Estos alcaldes ponen voz a una población de 150.000 habitantes que reclaman una moderna vía de comunicación para conectar las comarcas de La Loma, Las Villas y la Sierra de Segura con el Levante español. Ante el retraso y parones en las ejecuciones previstas, estos osados alcaldes y alcaldesas se reunieron y trazaron un viaje común para pelear juntos. Gratísima novedad. Pretenden, y ojalá lo consigan, sacar este proyecto del debate político, entendido este como rivalidad chunga y barriobajera, y pelear codo con codo por la infraestructura. Que eso ocurra en una provincia donde, por ejemplo, el Ayuntamiento de Úbeda fue incapaz de aprobar por unanimidad el nombramiento de Joaquín Sabina como Hijo Predilecto de la Ciudad da el nivel del reto que afrontan. La política de ombligo o el sectarismo cuasi mafioso de ser o no “Uno de los nuestros” impidió que nuestro juglar más ilustrado contara la unanimidad del pleno.

El otro día, el Jaén Paraíso Interior jugaba, en el Pabellón de La Salobreja, contra el Movistar Inter, en uno de los mejores partidos que se pueden ver en la Liga de Fútbol Sala Nacional. Al terminar el encuentro, los jugadores de ambos conjuntos se tuvieron que duchar con agua fría. La próxima temporada el club puede perder la plaza porque la capital no dispone de un pabellón en mayúsculas, en condiciones. A los políticos jiennenses les sobran banderas que enarbolar. Así rujan los leones.

José María Aznar se tira, definitivamente, al monte ideológico. Una huida en la que no hace rehenes. Con su dimisión de la presidencia de honor del Partido Popular, el líder más musculado de la derecha española deja su cetro como referente del centroderecha que llevó al Gobierno al PP. Ensimismado en su laboratorio de ideas, absorto en dictar directrices que en su partido se pasan por el arco de seguridad. Sus análisis y su propia presencia eran cada vez más incómodos para un partido en el que fue principio y fin de todo. Pero el mundo gira y él sigue parado en aquella foto de las Azores, con los pies puestos encima de la mesa. Sin nada que reprocharse, con el gesto agrio y trascendente. Quizá, incluso, con la pelusilla que le da la comparación de lo que hace el PSOE con sus expresidentes. Y es que la pana de Felipe González siempre acaba de vuelta y hasta el denostado Zapatero tiene su “etiqueta” homenaje en redes con #Nuestro orgullo y #10añosdeDependencia. Él, sin embargo, parece apolillado políticamente. Aunque habrá que desconfiar de ciertos olores rancios y discursos, a priori, trasnochados porque, al parecer, siempre vuelven. A él, sin embargo, el inopinado y continuado éxito de Mariano Rajoy le ha escatimado la posibilidad de volver como redentor. Y así está cabreado con todo lo que le rodea. Aznar es ya otro antisistema más.