Arde Jaén

    13 ene 2024 / 09:57 H.
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    El fuego siempre ha sido protagonista de multitud de tradiciones y ha sido venerado, desde la prehistoria, por numerosas culturas. Es un elemento que proporciona calor y luz, permitiendo ver en la oscuridad y distinguir el movimiento. Indispensable en cualquier templo, capilla o lugar sagrado, donde la llama de las velas evoca la conmemoración de lo eterno y lo divino. Su fuerza radica en la transformación de lo añejo y lo rancio en lo nuevo y ansiado, abriendo una puerta a la renovación al desprendernos de lo caduco y marchito. Reunirse al caer la noche alrededor de una hoguera, no sólo crea un ambiente de fervor y magia, sino que también refuerza los lazos sociales. Así viene sucediendo en nuestra noche de San Antón, cuando los barrios de Jaén se iluminan con las lumbres para ensalzar al santo de los animales y del fuego purificador. En esta noche, las lumbres abrigan a vecinos y visitantes y el crepitar de las ascuas se fusiona con los populares melenchones. El momento más esperado es cuando el fuego consigue alcanzar al pelele y hacer que éste sucumba entre las llamas, simbolizando todo lo negativo que hemos vivido y que nos pesa del año anterior. Arde Jaén en una noche mágica.

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