Aranceles

    06 abr 2025 / 09:40 H.
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    Hace más de mil años existía en España el llamado Voto de Santiago, seguramente el arancel más antiguo conocido. Y era de Santiago porque supuestamente se destinaba a la construcción de la catedral de Santiago. Hoy las cosas son distintas y los aranceles se utilizan como arma de guerra. Empobrecer al enemigo es el objetivo. No destruyen instalaciones pero las cierran. No matan directamente pero provocan guerras de las que sí lo hacen. En el fondo el arancel es un sistema impositivo que no debería tener más objetivo que la recaudación para el Estado que los impone, y si ese Estado está arruinado, pues está todo dicho. Ocurre que en estas cosas de la economía no vale echar mano al “poner la otra mejilla” sino todo lo contrario. La respuesta al arancel es, por fuerza, más arancel por parte del ofendido, con lo que, finalmente, el pagano de turno no es otro que el de siempre como ciudadano común en todas partes. Vienen tiempos de empobrecimiento, de destrucción de empleos y pérdida de poder adquisitivo en todo el mundo. Da verdadero pánico ver las bolsas bajar y bajar y la preocupación en los sectores más afectados. Nuestra provincia se verá especialmente afectada si no recurre rápido a nuevos mercados que minimicen las pérdidas. Pero no acaba ahí la cosa pues tenemos, en Jaén, otro activo que puede verse afectado y no es otro que el turismo: a menos ingreso, menos gasto.



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