Aquí y ahora, sí es sí

19 ene 2023 / 17:44 H.
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Hay cosas que solo se pueden abordar desde la raíz, porque si lo haces desde las tripas, desde el estómago o desde la ideología, ya vas mal. Naturalmente me refiero a la Ley que protege el derecho a la libertad sexual que está hecha desde la legalidad, desde el conocimiento, desde el estudio y desde el afán por mejorar la vida de las mujeres, protegiendo su dignidad y sus personas. La Ley es un conjunto de normas que hace que algo que es incuestionable como es el consentimiento de una mujer para tener relaciones sexuales, se haya convertido en un arma arrojadiza, en una chanza y desde luego en un boquete por el que violadores y consentidores de ellos asoman ya con fuerza. Es lamentable y desesperanzador comprobar como los maltratadores y violadores no cejan en sus bajos instintos que los llevan a maltratar y perseguir a sus presas, aún a pesar de que se legisla constantemente para evitar estos delitos y se trabaja sin descanso para conseguir una protección y ayuda para las víctimas. Los datos de este final de año de mujeres asesinadas por sus parejas y exparejas son desastrosos, y el que comienza ya apunta maneras.

Con estos resultados algo o mucho se está haciendo mal. Éste es un problema de mujeres, abordado por mujeres y hombres de una manera muy desigual y que me lleva a la conclusión de que una gran parte de la sociedad funciona en este tema tan doloroso y terrible, de forma muy ideologizada. De ahí la negación de algo tan evidente como la violencia hacia la mujer, por el hecho mismo de ser mujer. Feminismo es igualdad, y aún la mayoría cree que feminismo es querer ser hombre y tener sus derechos. Que no, que por ahí no va. Es cierto que muchos hombres ya se han sensibilizado con este tipo de violencia, pero no lo sienten como algo suyo, como algo propio, no sienten miedo, ni angustia, no se ven amenazados porque son hombres y la espada no cuelga sobre sus cabezas ni pende de un hilo. Ya sé, tienen mujeres, hijas, nietas, hermanas amigas ..., pero no son ellos los muertos ni los humillados... Qué se tendría que hacer para que ese tipo de hombres desistieran de sus atrocidades?. Educación, leyes, vigilancia, programas, pulsera ... Yo tampoco lo sé. Lo que sí sé, es que hay que modificar la Ley del Sí es Sí, para evitar que los asesinos se beneficien. Si a los negacionistas de la violencia de género se les pudiera poner de cara a la pared por ignorantes y malvados, ya se les tenía que haber puesto, pero tampoco estaría mal que se abordara de una manera integral qué pasa para que tantos energúmenos, aún a pesar de las leyes, sigan persiguiendo, acosando y matando a SUS víctimas, por el simple hecho de ser suyas. “La maté porque era mía”. Quizá tanto tiempo de tango y de educación perversa, ha hecho que esta violencia se consolide e incluso aumente. Los Poderes sabrán, lo que yo si sé, es que la mitad de la población española somos mujeres y la otra mitad hombres. ¿Se imaginan si esos millones de hombres se unieran a nuestra lucha para erradicar a esos miserables asesinos de nuestra sociedad? Yo si echo en falta una gran marea de hombres que salgan y movilicen la calle para denunciar a los hombres de esa calaña, a increparlos, a despreciar los comportamientos machistas que mancillan el género masculino. Ellos han de tomar el protagonismo para dejar de ser mero acompañamiento de las mujeres y pasar a la acción para reivindicar un género masculino libre de esa mácula de violencia y superioridad, tan extendida en el género. Hasta soy capaz de creerme que aún sin desaparecer, se sentirían totalmente excluidos por la propia sociedad en la que una gran mayoría de hombres escupirían a su paso, para no sentir vergüenza de género.

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