Aprovechamiento total

29 jun 2020 / 13:51 H.
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El político es un producto del que todo se aprovecha, no se tira nada. Entre otras cosas esto está justificado porque normalmente un político tiene poco de aprovechable. Si alguien, ahora que aún tiene tiempo libre porque llevan lo del confinamiento a medias se dedicara a estudiar la biografía y andanzas de nuestros políticos, cualquiera de ellos y de cualquier partido, se vería muy sorprendido por la ausencia de datos que avalen una formación académica suficiente como para confiarle la gobernabilidad de una nación. Pero ya se sabe que en política no se tienen en cuenta méritos sino intereses y ambiciones personales y de grupo. Hace unos días, sin que sirva de precedente, se ha firmado el acuerdo de nueva modernidad con total avenencia entre todos los grupos parlamentarios. Esto no deja de ser simplemente una anécdota que la derecha ha visto con buenos ojos, pero sin que exista intención de un auténtico cambio en las posturas para el futuro. Pronto el PP echará mano de sus portavoces para lanzar a los cuatro vientos sus divergencias con el PSOE.

A mí me viene llamando la atención la figura de la portavoz oficial del PP en el Congreso, por la escasa empatía que producen su presencia, sus palabras y el tono con el que las dice. No, no creo que Cayetana Alvarez de Toledo provoque muchas adhesiones hacia el Partido Popular a no ser de los más extremados. Bueno, pues resulta que esta importante pieza del PP, de 45 años, nació en Londres de padre francés y madre argentina. Ella ha tenido siempre las nacionalidades de sus padres pero la española no la solicitó hasta hace 11 años, precisamente para poder dedicarse a la política. Mientras parece que no le importó mucho ser española o no. Eso sí, es periodista e historiadora, y desde la muerte de su padre heredó el título de XIII marquesa de Casa Fuerte, que parece que no tiene nada que ver con el programa “La casa fuerte” de Telecinco. Lo del título es más serio. Aunque no te puedes fiar, porque tampoco es muy serio ser diputada por Barcelona y no haber vivido nunca en Cataluña ni saber hablar catalán. Aún así en sus enfrentamientos en el Congreso se le entiende todo lo que dice bien adobado con su buena ración de acritud. La misma que ponen otros encantos ejemplares de la comunicación, como Gabriel Rufián, quien tiene también un palmarés profesional vació de estudios y conocimientos que le permiten subirse a la tribuna del Congreso para insultar a sus oponentes. Todos los esfuerzos de Rufián son para poder seguir subiendo peldaños en su carrera política, aunque parece que se le está viendo el plumero y ni sus propios colegas se fían mucho de él.

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