Aprender
a mirar

    21 feb 2023 / 17:17 H.
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    Partiendo de la base que solo vemos aquello que nos dejan ver, y que aun viendo, muchas veces, no acertamos a discernir si aquello que nos están mostrando obedece a verdad real y contrastada, o a un elaborado artificio, o sin son las mismas historias de siempre, confeccionadas por visionarios de toda calaña que nos hacen ver que todos los caminos nos llevan a la Roma imperial de sus bolsillos, o que incluso nos sumergen en una realidad virtual a la que nos están y nos estamos acostumbrando. Es sencillo concluir, sin llegar a ser un doctorando, que tendremos casi siempre la mirada perdida, la visión errática del náufrago, esa visión que no nos permite aprehender los engaños a los que estamos sometidos ,a las magias que nos confunden y que aplaudimos como niños. Si bien es cierto que ya muchos de nosotros tenemos la vista cansada, otros tantos, tienen la mirada tan limpia que los deslumbra el sol de las bombillas y la luna de los lobos, y los más, la tenemos puesta en el techo, la despensa, la salud y otras menudencias. Otra duda nos quedará: quién nos ve y cómo, a través de la mirilla, y si se dignará abrirnos la puerta.

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