Anforita de oro verde
Solo uniéndonos, conseguiremos mejorar nuestra ciudad. Una frase que, perfectamente, podría ser eslogan publicitario para algunas elecciones, pero que no hay nada más lejos de la realidad. Tan solo fue el primer pensamiento que me asaltó cuando leí la noticia, el otro día, informando que daban comienzo los trabajos preliminares para restaurar la muralla de Jaén. Y es que, si bien es obvio decir que nuestra ciudad es pequeña, ello no quiere decir que carezca de encanto o que no posea enclaves que merezcan ser atendidos, rescatados y reconstruidos. Precisamente, atendiendo al tamaño de nuestra ciudad, es el motivo principal por el que ésta debiera de haberse convertido, a esta altura de la película, en una flamante, valiosa y mimada anforita de oro verde, si todos los que pregonan defender los intereses de Jaén, hubieran
remado en el mismo sentido, en vez
de ponerse, mutuamente, piedras en el camino, entorpeciendo cada iniciativa
o proyecto que se ha pretendido llevar
a cabo. Seré una ilusa, pero soy de la opinión de que, si un plan,
una idea, un propósito, es bueno para nuestra tierra, debiera ser una satisfacción respaldarla, aunque hubiera sido propuesta por el grupo político de
la competencia. Y, si ese proyecto necesitara un retoque, una mejora o limar
ciertos aspectos, lo ideal no es oponerse a ello, por el mero hecho de proceder
del contrincante, sino corregir asperezas, y proceder, todos a una. Ahí está la
clave para conseguir una ciudad moderna y rejuvenecida. Desde luego, los
antecedentes de nuestra ciudad no son halagüeños, pero a pesar de eso, no
pierdo la esperanza. Ojalá nuestros políticos locales, en el gobierno y en la oposición, no actúen, en este caso de la reconstrucción
de la muralla, como lo han venido haciendo
de aquí para atrás en asuntos tales como el parque acuático, tranvía, aparcamiento del hípico, termas de Jabalcuz. Es una nueva oportunidad que se les presenta para demostrar donde radican sus verdaderos intereses. Esperemos que no la desaprovechen.