Andresico

23 abr 2019 / 09:08 H.

Para mí no resulta extraño recibir de vez en cuando un libro escrito por un amigo o de alguien que tiene ese detalle de obsequiarme su trabajo. Pero sí resulta sorprendente de alguna manera que llegue a mis manos un libro de un viejo amigo de quien no tengo noticia desde hace 50 años. Nada más ver el nombre del autor del libro, se abrió la caja de mis más viejos recuerdos, cuando el remitente, Jesús María Hermoso Poves, era componente del aquel quinteto musical que se llamó “Los Soniger”, integrado por el veterano Nicolás de la Torre y cuatro chavales muy jóvenes, Alejandro Jaén, Diego, Toni y Jesús María, todos buenos amigos, especialmente Nicolás, dependiente de Tejidos La Unión y hermano del popularísimo literato Juan de Dios “el Maldito”. Jesús María era hermano del desaparecido Fernando Hermoso Poves, que fue concejal del Ayuntamiento de Jaén y el último gobernador civil que tuvo Almería. Una excelente persona de quien guardo un buen recuerdo. Jesús María nació en Jimena pero ya desde muy niño se ubicó en Jaén. Tras sus escarceos en la música, se perdió en el laberinto de los estudios y en esa aventura cada día más complicada de buscarse un porvenir. El eligió la alta tecnología y fue un hombre muy emprendedor. Volvió por estos lares hace allá por 30 años con su empresa Cánava y poco después se marchó. Ya no supe nada más de él. Hasta hace unos días en que Andresico, el personaje principal de su libro, al que da título, me lo trajo a la memoria. Andresico fue un casero humilde de una finca de Jimena, un hombre llano que derrocha a borbotones la filosofía de vida de nuestras gentes, un hombre ocurrente que siempre tiene una frase, un ejemplo, un consejo de andar por calle para dar explicación a todas las situaciones, a todos los problemas. Yo, de niño, conocí a más de un Andresico en aquellos bancos de piedra de la Alameda. Ancianos que allí se daban cita para protegerse del sol bajo los álamos y contar sus alegrías y sus penas. Me encantaba sentarme junto a ellos y escucharles. Creo que en aquellos bancos aprendí más que en todos los libros que he leído en mi vida. Y en este libro cercano de Jesús María, sigo aprendiendo con la filosofía campechana de Andresico. En este relato, aparecen nombres de muchos jiennenses más. Todo ello hace que se lea casi de un tirón porque es como una conversación entre amigos entrañables.