Andaluces, levantaos, pero no a la vez

04 mar 2017 / 11:20 H.

El fuego de estos días por los campos de olivares es liberador. La quema del ramón anuncia un nuevo ciclo, aunque con él se van también, como si fueran pavesas, cientos de empleos. Volatizados hasta la nueva campaña. En semana que debería ser más reivindicativa, aunque a nadie le amargue un puente, y sin necesidad de quemar nada más que resto de la poda, se presentó una plataforma ciudadana con un lema intachable, que hasta un notario podría avalar con los ojos cerrados, sin leer la letra pequeña, aunque con cláusula suelo: “Jaén merece más”.

Con permiso de montescos y capuletos de carné, digamos que sería un buen arranque para ponernos de acuerdo en lo básico de nuestros legendarios olvidos. “¡Andaluces, levantaos! ¡Pedid tierra y libertad!”, pero no todos juntos, por favor, que se nos colapsa la autonomía. Y así, como en la cola del supermercado, espera turno Jaén, cediendo el sitio a diestro y siniestro, siempre hay alguien con más prisa, y cuando parece que ya toca... la caja se cierra. Juramos en íbero, el arameo nos queda lejos. Vaya usted a saber el porqué de tanto retraso en atendernos, falta de cambio en la caja, el turno que acaba. Y tenemos que coger los trenes, los conservatorios, las carreteras y el I+D y volver a meterlos en el carro con el engorro que supone. Buscar una nueva caja y darles de nuevo los vales de descuento, desdibujados ya del roce de la cartera, pero que aún conservan el sello de la Segunda Modernización.

La presidenta de la Junta, Susana Díaz, nos recuerda por megafonía reclamaciones perecederas de última hora en el Día de Andalucía: “Granada está incomunicada por vía férrea desde hace dos años. Tampoco son concebibles las carencias que tiene Almería en infraestructuras ferroviarias”. Fin de la oferta, y Jaén se queda ahí, perpleja, olvidada del relato de los olvidos, de pie y a punto de subir al escenario y levantar la mano. No es que añoremos una Faye Dunaway y un Warren Beatty para que nos mencionen aunque sea por error, no, lo que de verdad queremos es enamorar desde el conocimiento. Cuchi qué bonica la frase, como una de La La Land. No se preocupe presidenta por su “lapsus”, vivimos en uno histórico, un paréntesis demasiado largo. Eso sí mande al escribidor del discurso —de toda la vida llamados “negros”, ahora denominados “logógrafos”, mucho mejor— a Jaén por tren desde Sevilla para que se cuaje una frase de titular, seguro inolvidable, en la próxima intervención. Es lo que tiene el traqueteo sobre el terreno, que las metáforas te salen realistas. Ahora, no le pida que vuelva a tiempo, regresará cuando cuadre, no cuando mande.

Pero sería injusto no ponderar en su justa medida, el anuncio político de lo que va de año: Jaén contará, por fin, con un palacio de deportes: El Oliva Arena. Como cualquier capital de provincia andaluza. Recoge el guante el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Reyes, que ayer tomó un sendero, junto al Palacio de Congresos de Jaén (Ifeja), y cuando nadie lo esperaba puso una pica en Flandes en forma de una coqueta instalación (5.000 personas de aforo). Pagado a escote entre la Junta de Andalucía y una rumbosa Diputación, que quien guarda, haya, que diría mi abuela. Puestos a pedir quizá más aforo —el pabellón de Granada tiene una capacidad para 9.700 personas y el Quijote Arena, de Ciudad Real, 5.800—, pero sé de uno que pidió a otros Reyes un Scalextrix y le trajeron un Auto-cross. Así que con un canto en los dientes. Este regalo cogió con el pie cambiado al concejal y portavoz del PP en la Diputación, Miguel Contreras, al que le faltó decir que el anuncio fue con alevosía y nocturnidad, como si su majestad viniera de Oriente y no de Bedmar. Decía el desaparecido artista Bernardo Cortés que cuanto “más vencidos estamos los de Jaén, más simpatía tenemos”. El día que nos acostumbremos a ganar no habrá andaluces más graciosos. “Ay, corasón, corasón”.