Anarquismo y España

    30 jul 2021 / 15:58 H.
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    H ay que disentir de la opinión generalizada de que el anarquismo está de capa caída con respecto a lo que fue. El movimiento anarquista y el anarquismo, el conjunto de ideas que constituyen el cuerpo de su doctrina, son como un río que en ciertas ocasiones fluye subterráneo y otras sale a la superficie y lo desborda todo. Por ejemplo, en mayo del sesenta y ocho cuando se demostró que ese anarquismo que parecía desaparecido de la sociedad francesa refloreció y fue, en cierto modo, la nota dominante de todo lo que fue la acción de los estudiantes.

    En España no se puede considerar a este movimiento como desplazado, sino que hay que reconocer que ideológica y sindicalmente es el movimiento que representa la única esperanza que tiene la clase obrera, y más en el momento actual. Y no solo porque el mensaje anarquista se dirija a integrar a esta clase en esos cuadros en los que esta organización obrera sigue la vieja tradición de la acción directa, es decir, sin intermediarios entre el capital y el trabajo, sino porque esa tradición es el lugar fuera del cual están hoy día en nuestro país todas las organizaciones obreras, encerradas y sometidas al capital. El mensaje permanente de la CNT en nuestro país deja claro que es la única organización obrera que mantiene en alto la bandera de la independencia. Es el único movimiento obrero independiente que no se somete y que hará todo lo posible por no someterse al encuadramiento en el que primero quiso encerrarlo el franquismo y después han querido meterlo durante el régimen del 78 otras fuerzas políticas. Fuerzas que ya no eran franquistas, pero que han tendido a conseguir que no existiera precisamente eso: un movimiento obrero independiente; y han buscado un movimiento obrero que fuese remedo de lo que era en Estados Unidos, Inglaterra, Francia y otros países. Lugares donde el trabajador no tiene una verdadera personalidad propia, sino que es el trasunto o el instrumento del que se valen las fuerzas políticas para manejarlo y para utilizarlo la gran mayoría de las veces para sus propios intereses.

    Aparte de estos aspectos de carácter sindical, el anarquismo tiene en España raíces muy profundas que arrancan, no de la venida de Fanelli a nuestro país o de las ideas de Bakunin, sino de algo que es autóctono, que nació en nuestro país, y que continuó y heredó, por poner un ejemplo, el federalismo de Pi i Margall. El concepto de la autonomía, el respeto y exaltación del individuo son cosas que forman parte de la idiosincrasia española y que nada ni nadie podrá destruir ya que habría que destruirnos a todos los españoles. Me atrevería a decir que en España hasta los reaccionarios son anarquistas sin saberlo.

    El anarquismo no está desaparecido en nuestros días; no está, como si fuera una idealidad a la moda, opacado; al contrario, está en el primer plano de la actualidad social y política en nuestro tiempo. El error más grave en el que se puede caer es en pensar que este movimiento es una realidad estática, un dogma; no lo es ni lo ha sido nunca. El anarquismo no surge por generación espontánea o por una revolución que se imponga por la fuerza o por una dictadura; este movimiento siempre resurge y está ahí impregnando la sociedad, como sucede hoy en día. Hay tantas ideas anarquistas que son de uso común actualmente. Hoy día se practica el amor libre como no se había practicado nunca. La mayoría de las parejas se ponen a vivir juntos y cuando hay hijos legalizan o no esa unión. La desobediencia civil, propagada por Thoreau, es uno de los procedimientos de lucha actual pacífica que viene del anarquismo. La lucha contra la explosión demográfica, el uso de métodos anticonceptivos o la autorización de la práctica del aborto vienen del anarquismo. El anarquista Lluis Bulffi pasó varios años en la cárcel precisamente por escribir el folleto “Huelga de vientres”. El movimiento de los verdes y los ecologistas no son más que una traducción del naturismo libertario. Hay una serie de ideas que impregnan nuestra sociedad y que nadie sabe que proceden del anarquismo. La lista sería interminable.

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