Ana de Jesús de Beas

    27 oct 2020 / 16:37 H.
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    Para el primer cuarto de su siglo, fue Ana de Lobera Torres, huérfana de alta alcurnia, criada por sus abuelas y de nación castellana. Para la posteridad, sor Ana de Jesús. Mil gracias derramando / pasó por estos sotos con presura, / y yéndolos mirando, / con sola su figura / vestidos los dejó de hermosura. San Juan de la Cruz, hermano de orden, le confió y dedicó su Cántico Espiritual. Estaba recién fugado de la cárcel de Toledo, preso por querer reformar el Carmelo, cuando llegó al convento de Beas de Segura. Y allí se quedó de vicario. Allí estaba también Ana de Jesús como priora por encargo directo de Teresa de Ávila. Con presura pasó por estos sotos jiennenses la hermana Ana, que como su superiora, se encargó de ir fundando conventos, pese a la inquina de la Inquisición. Granada, Madrid y... Europa. En Bruselas, en su actual capital, le sorprendió la muerte a los 76 años. Antes, como con san Juan, fue también depositaria de los escritos de la Madre Teresa. Los del carmelitano los hizo llegar a Baeza para ser impresos. Y allí están los originales. Los de la Santa se editaron en Madrid, gracias a un encuentro con Fray Luis de León. Y Ana fue declarada por el Papa Francisco, en 2019, Venerable.

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