¿Amor, victimismo o soberbia?

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Cinco días para pensárselo. El país se queda suelto sin su presidente, porque Sánchez está muy dentro de sus profundas reflexiones. Los cargos importantes hay que acatarlos en los momentos claves con más ardor que penitencia. Los “ayes” vendrán después. Si es por amor a su esposa lo que le mueve (asuntos teléfonos jaqueados y espionaje) para que nada le pueda rozar y estar atento a protegerla ante todo, sería bonito, emotivo y noble el defenderla. Pero por la trascendencia que está tomando el asunto, no creo que ni por un momento que roce el romanticismo. Ya llegó el lunes y Pedro Sánchez no dimitió. Le dio todas las vueltas de tuerca al asunto. Le esgrimirá toda suerte de epopeyas a la trama y quedará como todo un señor de la política en España. Hay muchas clases de estrategia en política y esta es una de ellas. El presidente del Gobierno está muy orgulloso de su cargo y disfruta de su rango. Pienso que esta es una estrategia más para ganar un tiempo que quizás precise o le venga otra noticia que tome un protagonismo fuerte y se olviden de esta. Como la vida misma son los trueques del poder. Hay que ser de una piel muy especial para navegar por mares tan procelosos.

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