Amigo Ramoncillo

    05 nov 2022 / 16:00 H.
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    Los he visto llorando y riendo, callados y parlanchines. Un día piensan una cosa y al día siguiente otra. ¡Y no pasa nada! Evolucionan en un día, todo cuanto es capaz de evolucionar un cuerdo en toda su vida. Es maravilloso. Cada persona es un mundo, sí, pero ahí afuera, donde tú estás, todas las personas viven en el mismo mundo. Aquí dentro es diferente, porque cada uno de nosotros tiene, de verdad, su propio mundo. Vivimos nuestra propia existencia, en un mundo único para cada uno. ¡Qué maravilla mi querido amigo! ¡Qué gran revolución interna la que llevan a cabo estos seres más humanos que ninguno! ¡Qué manera tan inteligente de enterrar a quienes les encerraron! ¡Qué enorme lección la que me han dado! Ramoncillo es ahora un hombre feliz. Está alejado de los sueños tristes sin haber olvidado las razones de su tristeza. Ramoncillo sabe ahora que su tragedia personal es única, y es solo suya. Únicamente él la puede sufrir. Por eso quiere, quiero, quiero decir, hacer permanente mi tristeza y convertirla en mi mundo particular que solo compartiré con los demás hombres libres que me rodean. Ese es el mejor regalo que le puedo ofrecer a María de la Luz, que siempre tuvo una especial debilidad por los locos. A veces me decía:

    —Un día, por cualquier causa, el corazón se te cae, y comienzan a latir mil corazoncitos pequeños, cada uno con sus cosas. Así son los locos. ¿Te has dado cuenta de que a los locos, no se les nota la felicidad cuando ríen? Les haré reír sin que pierdan su tristeza, ni yo la mía. Un abrazo.

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