Alimentos ultraprocesados

    30 sep 2020 / 14:26 H.
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    Volvíamos en el tren de la tarde de Sevilla a Jaén. Como sabíamos que no había servicio de cafetería y que no llegaríamos con buena hora para cenar, decidimos comprar un poco de pan y fiambre de pavo, para tomar algo en el camino. Al acabar el bocadillo y por curiosidad me entretuve en leer la etiqueta, de atractivos colores, del fiambre. Tengo que reconocer que la lectura de los ingredientes me resultó bastante difícil, por el pequeño tamaño de la letra, pero la verdadera sorpresa llegó cuando comprobé que la carne de pavo solo era el 48% del producto y que el 52 restante estaba formado por: agua, fécula de patata, grasa de pavo, aceite vegetal de girasol, sal, estabilizantes (E-420: sorbitol, E-451: trifosfato de sodio y E-450: bifosfato disódico), dextrosa, jarabe de glucosa, aromas, gelificantes (E-407: carragenato y E-415: goma xantana), antioxidantes (E-331: citrato sódico y E-301: ascorbato de sodio), conservadores (E-243: etil lauroil arginato y E:250: nitrito sódico) y extracto de especias. ¡Qué barbaridad! No me podía creer lo que estaba leyendo. ¿Realmente somos conscientes de lo que comemos en muchos de los productos envasados que compramos en los supermercados? Sinceramente, creo que no. Pese a que desde 2016 es obligatorio en España indicar en la etiqueta de ingredientes el valor energético, las grasas, los hidratos de carbono (con especificación de la cantidad de azúcar añadido), las proteínas y la sal; ni estamos acostumbrados a leer las etiquetas, ni sabemos interpretarlas bien. Quizá deberíamos de aprender de países como Chile, donde han dado un paso más con el objetivo de combatir la obesidad y mejorar la salud del consumidor. Allí, los productos alimentarios que sobrepasan los límites establecidos por el Ministerio de Salud deben incluir en su envoltorio unos sellos de advertencia de color negro, indicando si el producto es, por cada 100 gramos de alimento, “alto en” calorías (si se superan las 275 kilocalorías), grasas saturadas (más de 4 gramos), azúcar (más de 10 gramos) y sal (más de 0,4 gramos). Aunque parece muy complicado, es tan sencillo como empezar a informar a la gente de lo que come.

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