Alea iacta est

    25 sep 2019 / 08:52 H.

    Se atribuye esta expresión al gran Julio César, Alea iacta est (la suerte está echada), y se sitúa en enero del año 49 a. C. tras cruzar, ilegalmente, el río Rubicón con sus legiones. Pues sí, sea o no el autor de esta frase el mencionado militar romano —también político— la cuestión es que bien se podría aplicar, hoy día, a la realidad política que tenemos en España. La suerte está echada, y ¡de qué manera!, llamados a elecciones para el próximo 10-N, por no haber sido capaces, los políticos, de formar gobierno. Vergüenza, es una palabra que se nos quedaría corta en su significado para poder expresar la incapacidad de nuestros políticos, los que pretenden gobernarnos, o ya nos gobiernan o nos han gobernado, es decir, todos.

    Un país como España, que tuvimos los redaños de haber colocado un listón bien alto en nuestra transición, digna de ejemplo, hoy nos vemos abocados a un fracaso político en forma de sainete: hoy “sí”, mañana “no”, pero el “no, es no”, puede ser “sí”, con condiciones, y si no, “pasa palabra”, porque siempre podemos seguir utilizando “el comodín del público”, que no es otra cosa que eso, un 10-N con un desembolso de 140 millones de euros, se dice pronto, pero ahí está el ciudadano de a pie para que de nuevo cargue sobre sus espaldas la ineptitud de los de siempre, de los viejos, de los nuevos, de los que vinieron y de los que habrán de venir. Que no perciba salario ni un político, ni un diputado, si no saben desempeñar correctamente su trabajo, porque nadie les obliga a estar ahí. Si libremente optan por representarnos, que lo hagan y nos dejen en paz. Si un profesor es incapaz de enseñar a su alumnado, no le pagan, o le abren un expediente, o es motivo de estudio. Pero aquí no, en nuestra situación, todo vale, y si no, se forma un nuevo partido, buscando el poder a toda costa, los unos, que fueron de los otros. Sea como fuere, y así lo espero, las urnas nos darán la única facultad para poder salir de esta anómala —cada vez menos— situación bochornosa. A veces, aunque pensemos que todo se va a repetir como en: “La Historia de una escalera” de Bueno Vallejo, debemos salir a votar, demostrar que el ciudadano es todavía el único cuerdo en un entramado cercano a lo rocambolesco.