Álbum de disfraces

    21 ago 2024 / 09:17 H.
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    El hábito si hace al monje. Solo basta contemplar en nuestra vida diaria como se visten los hipócritas más perversos, más exquisitos, para trasmitirnos la vileza de sus supuestos hábitos pulcros. Jueces hay, que se adornan con togas, y su justicia es escasa o parcial, pero se entiende que son jueces y hay que respetarlos. Así está establecido. El uniforme militar, la boina cardenalicia, el birrete con flequillos absurdos que portan los doctores universitarios, son como señales de tráfico, que nos indican que estamos ante la disciplina, Dios y la sapiencia. Creo, que para mantener esos valores, y si son verdaderos, no hace falta tanta ornamentación. Se vende el monje y su ropaje, y lo compramos. Estamos asistiendo a una masacre en Gaza, y a una guerra mantenida en Ucrania, mientras hombres y mujeres, trajeados y perfumados se adornan con reuniones, cumbres y demás parafernalias. Pienso que estamos hechos para la apariencia inmediata, después, si nos damos cuenta del artificio, será muy tarde. En resumen, una confesión, yo soy como el marido de la mona, aunque me vista de seda, mono me quedo.



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