Al fin, buenas noticias

14 oct 2021 / 16:45 H.
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Las informaciones sobre los desplazamientos del Puente del Pilar me han devuelto buenas sensaciones, porque revelan la alegría de vivir de una sociedad que llevaba más de dieciocho meses escondida y silenciada por la pandemia de la covid-19, que nos cubría con un manto de incertidumbre y desesperanza. Esta estampida de gentes en busca de ocio y diversión se debe a los buenos registros de estos últimos meses. Ya podemos decirlo alto y claro: Somos el segundo país con más baja incidencia de contagios en Europa y estamos entre los diez de menor incidencia de todo el mundo. Eso sí, con todas las cautelas porque aún está ahí y no está vencido. Sin duda es un triunfo colectivo como sociedad, ejercido desde una política acertada y sobre todo de una forma determinada de entender la atención a las personas desde la Sanidad Pública.

En la preparación y sacrificio de nuestros profesionales ha descansado el cuidado a los contagiados y enfermos, y en la gestión y vacunación masiva en tiempo récord ha triunfado la planificación, organización y ejecución de un reto que muchos dudaban que pudiésemos lograr como país. El griterío parlamentario de algunos, no ha podido con la eficacia de la mayoría. Sería bueno escuchar rectificaciones y alegrarse del bien común. Vemos en estos días la reactivación económica devastada por el largo confinamiento, con siete meses consecutivos de subida del empleo, con los ERTE que han sido el sostén de las empresas, y las ayudas autónomas funcionando. Desde los Fondos Europeos que se están comenzando a distribuir, se podrán acometer políticas que aborden los problemas existentes, y si se gestionan con eficacia mejoraremos el modelo productivo, tan necesario para acometer nuevos retos para el futuro. Si observamos estos hechos con mirada limpia, creo que podemos calificarlos como buenas noticias. Eso sí, como estamos en el mundo que nos ha tocado vivir, el apagón producido por la caída de Facebook, Whapsapp, Instagram y Messenger, ha afectado a nuestras comunicaciones, imágenes y conversaciones y en definitiva a la actividad colectiva en todo el mundo. La nula información de la propia empresa propietaria, más allá de excusas genéricas como “caída de la red”, o “error en un servidor”, me han creado un gran malestar y estuve a punto de escribir sobre lo negativo que es dejar nuestros datos personales, pensamientos y preferencias o casi nuestra intimidad, en manos de unas pocas personas que además se hacen billonarias con ellas, y han conseguido el éxtasis capitalista. Todos produciendo datos gratis para unos pocos, que se enriquecen con ello. Pero éste es otro cantar. Con las restricciones sanitarias al mínimo, ya se abrazan las familias, se reúnen los amigos y podemos hacer de la cotidianidad una forma de comportamiento sin sospecha. En Jaén donde resido, los autobuses urbanos han cambiado su imagen y esperamos que también su eficiencia. Teñidos de morado haciendo gala al color de nuestro Pendón Municipal, pudieran anunciar una nueva era de la movilidad en nuestra ciudad. La apuesta por completar el transporte público además de necesaria, es una apuesta de futuro.

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