¿Aires nuevos en el casco viejo?

12 dic 2015 / 10:32 H.

Se va el caimán, se va el caimán, se va pa la Barranquilla... solo que la Barranquilla, si dios no lo remedia, será Madrid, pero menos da una piedra. La mera sensación de no ver de piñón fijo al hombre que aunó más rechazo en la historia de la democracia municipal, es un alivio. Los leones del Congreso de los Diputados no saben bien la que les va a caer encima con Fernández de Moya, pero ya se enterarán, al tiempo. Ahora emerge un nuevo alcalde que tiene pinta de dialogante, de buena gente, al menos eso me dicen los que lo conocen bien. Una de las primeras medidas que ha adoptado es crear un área para el Casco Viejo, cosa de alabar, pues el estado de degradación que padece es de premio. Solo falta que los gestores de dicha área se crean de verdad que tenemos un patrimonio excepcional infrautilizado y que, con talento y con talante, activen esa zona tan emblemática como abandonada y todos ganemos. Los primeros, los que residimos allí. He vuelto a vivir en el barrio y ando muy ilusionado, pero francamente, y muy a mi pesar, me estoy convirtiendo en el contador de mierdas de perro de la judería en mis paseos diarios.