Ahora sí lo entiendo

    10 feb 2022 / 16:37 H.
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    Vale, digo al hilo de lo publicado el mes pasado en esta columna, la verdadera economía (y su gestión) radica en el más feroz individualismo. Lo demás son milongas de pedigüeños, vagos y maleantes acostumbrados a la sopa institucional. Aquí lo que vale es la iniciativa privada, el respeto a la privada propiedad (y su derecho a tenerla), las reglas de la oferta y de la demanda (dogma fundacional del libre mercado) y déjeme usted que yo me las apaño. Claro, cuando me puedo apañar porque en cuanto pintan bastos... ¡Ay!, entonces no le hacemos ascos a la intervención pública y su dinero, a ayudas, subvenciones, créditos blandos o sin retorno, programas económicos ad hoc y todo lo que el Estado pueda arrimar para enderezar la maltrecha economía (o sea, volver a ponerla en los cauces ortodoxos). Se dijo con la gran crisis del aumento del número de ricos o la concentración en unos pocos de un gran porcentaje de riqueza y se vuelve a indicar que con la pandemia los más poderosos ha duplicado su nivel de riqueza. Claro, esto se debe al correcto funcionamiento de la economía, ¿no creen?

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