Acoso “escolar”

    25 sep 2022 / 16:00 H.
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    Con la vuelta a las aulas es casi una necesidad volver a hablar de lo que muchas veces, cada vez más, ocurre entre los menores. No es tema exclusivo de los centros educativos, no nos confundamos, pero sí que es cierto que parece que este contexto se hace más visible. No, en esta ocasión no hablo de ratios elevadas, ni de falta de recursos humanos y materiales o de la complejidad de programar con legislaciones contradictorias o llenas humo. Hoy quiero hacer hincapié en la necesidad de educar a nuestros hijos y a nuestras hijas a respetar a quien tiene al lado. El “bullying”, el acoso, porque no es necesario un término inglés para conceptos que en nuestra lengua existen. Y es que vivimos en un momento esperpéntico, donde machacar a alguien hace que la persona acosadora se sienta grande e importante, y el resto, como ovejas en el rebaño, le siguen, por sentirse a la altura, por ignorancia o por yo qué sé. El caso es que es un asunto que escandaliza cuando llega a extremos y al que se le quita importancia cuando está apareciendo, porque la sociedad tiende a normalizar situaciones que no son normales, situaciones de abuso, de violencia, de acoso... Y cuando esto llega a las aulas se convierte en debate. En primer lugar, porque, en parte, nos culpan al profesorado por no haber detectado algunos casos, por no haber intervenido, por no haber visto, por no haber zanjado el tema. Y quizás sea necesario aclarar que en un centro educativo, a la más mínima sospecha, se interviene según el protocolo que nos dan. Pero el acoso no se produce solo dentro de las aulas, sino que en la calle, en las redes sociales, en la puerta de tu casa, se manifiesta, y si alguien lo ve, calla, y repetimos eso de “yo no quiero problemas” o “son cosas de niños”. Pues sí, pueden ser cosas de niños y de niñas, pero hay que zanjarlo. En los institutos y colegios hacemos lo que podemos, dentro de lo que se nos permite y teniendo en cuenta que veinticinco o treinta discentes por aula no es lo que se dice una atención personalizada, por mucho que quieran vendernos.

    En los últimos años el acoso “escolar” va en aumento, y lo entrecomillo porque, insisto, quien acosa no solo lo hace en el contexto escolar. Quizás, o seguramente, sea el momento de replantearnos la educación que le estamos dando a nuestra descendencia, a las futuras generaciones, esas que se están criando con una tablet, un móvil u otra maquinita entre las manos. No penséis que hablo de malos progenitores, sino de la sociedad que estamos construyendo donde pisas o te pisan, donde ganas o pierdes, donde todo es una competición y cada día hay más diferencias en cualquier ámbito. ¿No tendremos las madres y los padres algo que ver en la educación de nuestros hijos e hijas? Responsabilicémonos como adultos de la sociedad tan fea que estamos construyendo.

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