Aceites imperiales

Por más que me lo expliquen sesudos analistas y aceitosos expertos, no acabo de entender con claridad suficiente que necesita mi parca inteligencia, el exacerbado incremento de precios que ha experimentado el AOVE. Me duele reconocer que soy profano en la materia, aunque esté viviendo rodeado de olivos desde que me levanto y hasta que me acuesto. Puedo entender que las cosechas oscilen en sus producciones dependiendo de los cambiantes años climáticos, puedo entender que el producto en origen se encarezca un tanto por la minoración de aceitunas fecundas, se puede comprender la inquietud y desazón del productor que no es correspondido en justa y proporcional medida a los precios finales que se alcanzan en el mercado, al público. No obstante, la desproporción es escandalosa, muy superior incluso a la de otros productos sometidos a la especulación mercantil. Que no nos expliquen con discursos econométricos esta acusada disparidad, que no nos vengan con monsergas de tratantes y mercaderes embaucadores. Es un abuso descarado que va a afectar sensiblemente al IPC. La mayoría de los hogares españoles no pueden ni deben aceptar estos precios. Los imperios a lo largo de la historia han flaqueado.