Aceite de oliva y salud

    27 ene 2020 / 08:35 H.
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    Oro virgen extra, de Castillo de Locubín y de la Sierra Sur; de Jaén y la provincia entera. Más allá de la metáfora gongorina. Olivos picuales y picudos; carrasqueños y arbequinos; marteños y nevados: horizontes infintos, con la palabra aceituneros en el poema de Miguel Hernández: rimas al viento, poemas, en su sentimiento. Jaén, con la verdad por delante, como testigo de la historia; como voz de la leyenda. Aceite de oliva, olivares eternos, verde que te quiero verde. Vuelan los zorzales y las palomas torcaces; corren los perdigones; despliegan sus alas los gorriones. Olivo a olivo. Manantial y belleza. Castillo de Locubín y Alcalá la Real; Valdepeñas y Fuensanta; Frailes y Alcaudete. Sol y alba. Atardecer y crepúsculo. Salud y bienestar. Almazaras y trojes. Prensas y oro líquido, como patrimonio de la Humanidad. Gastronomía. Restaurantes castilleros: manjar y mantel; vino y sabiduría. Postal y recuerdo. Allí, en la Acamuña, cuando la fotografía es un lienzo de Velázquez, en la métrica de la antología, que la Sierra Sur poetiza y narra. Orilla, orilla de lo que pensamos y queremos. Pan con aceite: pan con oro. Así escrito; así dicho, como sintagma de la vida.

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