Abuelo, cuéntame

    03 abr 2023 / 11:01 H.
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    Mi abuelo se tronchaba de risa con cada uno de los chistes y ocurrencias graciosas de sus nietos. Echados sobre cojines en el suelo frente a su sillón preferido, mis hermanos y yo contábamos chistes hasta que al abuelo se le saltaban las lágrimas de tanto reír. Cuando se empieza a caminar por los primeros años de las últimas décadas de la vida, lo primero que uno hace es volver a recordar las cuatro reglas básicas y más sencillas de las matemáticas. La suma de tus años hasta hoy es la puerta que te lleva al delicado mundo de la tercera edad. El tiempo que ahora corre con más prisa se convierte en una resta continua que llega hasta el cero sin parar. Como en el milagro de los panes y los peces, pero en negativo, se multiplican los achaques y averías del cuerpo, aparecen los problemas físicos y psíquicos: la temida soledad y dependencia. Luego a la hora de darle a cada cosa lo suyo, no te faltaran motivos donde dividir en trocitos tu experiencia, tu complicidad, tus batallitas, tu pensión y tus varias horas libres para ayudar a los tuyos. Después de todo llegar a viejo tal como están las cosas es seguir viviendo en el mismo mundo donde naciste, pero peor.

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