Abogacía del turno de oficio

    11 jul 2024 / 09:13 H.
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    El próximo viernes, 12 de julio, se conmemora, como todos los años, el día de la Justicia Gratuita y el Turno de Oficio. Ese día se reivindica la defensa y divulgación de la labor realizada por más de 40.000 profesionales dedicados a la Abogacía de Oficio, en todo el territorio español, durante 24 horas al día, 365 días al año. No puedo resistirme, ni quiero dejar pasar, tan señalado evento, sin dedicarle unas reflexiones al mismo, especialmente, teniendo en cuenta los tiempos tan complicados por los que está atravesando, actualmente. En lo que atañe a estos trabajadores juristas, desde mi humilde criterio, entiendo aconsejable que todos, alguna vez en su vida profesional, experimentaran este tipo de ejercicio, para ser conscientes de lo mucho que puede servir poner su esfuerzo y experiencia, al servicio de los más desfavorecidos. Por lo que respecta a los justiciables beneficiarios de la justicia gratuita, estos deberían concienciarse del enorme sacrificio personal y generosidad que supone, para quienes ejercen la abogacía del turno de oficio, asistirlos en horarios intempestivos o en días festivos, debiendo prescindir de su merecido descanso, al que tienen derecho, como cualquier otro trabajador, o sacrificando importantes momentos personales o familiares, sin tener en cuenta el tiempo de dedicación, la dificultad del asunto, ni el importe económico que ello le va a reportar, o mejor dicho, que ello no le va a reportar. En lo que afecta a la Administración pública que tiene la competencia de la Administración de Justicia, en nuestro caso, la Junta de Andalucía, haría bien en poner en valor a estos profesionales y otorgarles el respeto y consideración que merecen, por cuanto que la abogacía es una de las patas de la silla sobre la que se sustenta el Estado Democrático y de Derecho Español, debiéndoseles ofrecer el reconocimiento social que merecen, y defender sus derechos de conciliación y económicos, en igual medida que hacen con otros sectores. Y, finalmente, el ámbito judicial y policial, quienes no deben olvidar que, su profesión, al igual que la de la abogacía, ofrecen la oportunidad de contribuir al bienestar de la comunidad, que, si bien, desde distintas perspectivas, todas ellas se complementan y necesitan, para alcanzar el mismo fin. Se trata, en definitiva, de que todos son colaboradores para la construcción de una sociedad justa, y ninguno de ellos puede erigirse por encima de los demás, cuando la finalidad única y común, es construir una Justicia, con mayúsculas.



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