A nadie representan

El Congreso representa la soberanía nacional, o sea que representa al total de la ciudadanía. Eso se dice para justificar y proteger su existencia y su proceder. En cierto sentido es así. Entendemos que el grueso de la población, de distintas procedencias, culturas, ideas, intereses y necesidades es de imposibilidad funcional que pueda manifestarse siempre y cuando lo desee y en los términos y condiciones que desee. Hay que establecer pues un procedimiento aceptado y aceptable que encauce lo anterior de forma práctica y eficiente y, sobre todo, honestamente en su fidelidad a los votantes. Se entiende pues que los diputados son meros compromisarios, representantes fieles de los intereses de sus votantes. Sería más aproximado el que fuesen votados directamente y nominalmente en sus circunscripciones en lista abierta. Como se procede ahora, según la ley electoral vigente, esa representación solo es nominal, es ineficaz a efectos de los intereses del votante y mayormente solo sirve para los intereses muy acotados de los partidos representados. De aquí el desprestigio.