A descansar un rato

    03 ago 2024 / 08:48 H.
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    Con el calor que está cayendo, la gente no para de darle vueltas a la chola toda la noche porque no puede pegar un ojo y descansar como sería conveniente, y por la mañana más de uno se levanta de mal humor y con ganas de tener bronca con el primer hijo de vecino que se encuentre a mano. No ayuda a mantener la debida calma, comenzar el día escuchando el cúmulo de noticias que nos ofrece la actualidad, porque parece que nada es como debiera en este extraño país en él que nadie encuentra algo positivo que produzca paz y sosiego. Por poner un ejemplo, hablemos del campeonato de Europa de fútbol que con tan buen juego, profesionalidad y camaradería han conseguido ganar los chicos de la Roja; lo que debería ser un motivo de regocijo y orgullo patrio, hemos conseguido embarrarlo en cuestión de días con la introducción de consideraciones más o menos intencionadas sobre temas que incluyen alusiones al origen étnico de algunos componentes de la selección, actitudes discriminatorias en razón de la posición política de algún otro, e incluso descalificaciones encubiertas porque algún responsable se declara persona que cree en Dios y practica su religión de buena fe. En vez de celebrar un éxito deportivo que debería hacernos sentir orgullosos de ser compatriotas de esos deportistas que han llevado el nombre de España a lo más alto de un deporte de masas con repercusiones positivas a nivel global, nos dedicamos a despedazarlos a dentelladas y ponerlos en la picota con alusiones racistas, descalificaciones por motivos de ideología de uno u otro signo y odio o al menos desprecio al sentimiento religioso del seleccionador. Increíble, pero cierto.

    ¿Qué está pasando? ¿Qué sucede en esta sociedad? ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Qué podemos hacer? Son preguntas que muchos se plantean una y otra vez ante la cadena de hechos cada vez más preocupantes que dificultan la convivencia y mantienen a la sociedad en tensión permanente.

    Desde que se celebraron las últimas elecciones generales vivimos en un estado de distopía como consecuencia de que entre nuestros representantes políticos de uno y otro signo se ha instalado un virus mental que no les permite ver la realidad. Y sin embargo esa realidad existe y es tan sencilla como concluyente, sólo es necesario abrir los ojos, ver la composición de las dos cámaras y situar a cada cual en el lugar que le corresponde. Es indudable que desde un punto de vista meramente numérico hay una mayoría que ha votado a las diferentes opciones de derecha y la suma de sus diputados sería suficiente para formar gobierno, pero para eso necesitarían pactar y no son capaces de ponerse de acuerdo porque existe el nacionalismo excluyente, y la actitud de los partidos nacionales conservadores es menos permeable que la de la izquierda a los deseos de los diputados de la derecha nacionalista, para quienes lo primero es conseguir ventajas (indultos, amnistía, privilegios fiscales, referéndum y así hasta que crujan las costuras constitucionales) y en un futuro próximo la rotura del Estado. Esta manera de proceder no se compadece con la visión política de aquellos que dicen ‘hemos ganado las elecciones’ y tampoco con los que aseguran que ‘somos mayoría y por eso nos corresponde gobernar’, pero estos son mucho más pragmáticos y saben que detentar el poder es el fin último de la clase política y están hoy en día dispuestos a mantenerse en el gobierno todo el tiempo que les sea posible porque para ello tienen más capacidad de aguante y versatilidad ideológica que sus adversarios. Al final, la aplicación práctica de esta opción hasta niveles de posible inconstitucionalidad, nos ha llevado al nivel de polarización política en que nos encontramos y a sufrir un deterioro de las instituciones que lleva camino de llegar a ser irreversible.

    Sería necesario que en este período de descanso en el que entramos, unos y otros fuesen capaces de reflexionar y pensando en el pueblo y la gente sencilla de una y otra ideología que les ha votado, dejasen de chapotear en el lodazal y nos ofreciesen la oportunidad de volver a votar, una vez que ya tenemos casi todas las cartas sobre la mesa y ahora sí, podríamos decidir qué modelo de sociedad y buen gobierno creemos necesitar. Y por favor que nos dejen descansar un rato, aunque sólo sea durante este caluroso mes que nos espera.

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